jueves, 1 de mayo de 2014

poesía nº 264

¿Quién me dijo tu nombre?
¿Cuándo te conocí?
¿Fue el día que te miré a los ojos?
¿O fue el día que te perdí?
La noche me trae el eco del silencio
roto solo por la voz de la tormenta;
hoy acabo, es cierto, sin la duda ya
de tu hermosura incorruptible
y mi soledad por compañera.
El viento me acarició el oído
con el gemido de su pesar,
¡Cuántas alegrías pasadas...!
y cuántas lágrimas van al mar,
ese mar que como una madre
acoge ahora la pena
que antaño acallabas con tu besar.
Dime que aún me oyes en tu almohada
cuando el sueño aún no llega,
que es mi voz la que anhelas
y es mi tacto el roce de las sábanas.
¿Cómo olvidarte
como por arte de magia?
¿Cómo decir que no buceas en mis entrañas?
¿Cómo no querer creer
en esta última esperanza
que es tu boca engalanada?
Vamos ya, hacia delante,
y después dejaré que embarque
el deseo fuera de tu puerta,
y que mi puerta se cierre

en su avance.

No hay comentarios:

Publicar un comentario