¿En qué se
parece una patata y un tomate…?
En que los dos son rojos, menos la patata…
Esto, aunque
no lo parezca, para muchos es un chiste con bastante aceptación. He visto a
gente reírse cada vez que lo contaba, o que lo oía. Curiosamente, casi siempre
se ríen más las personas que lo cuentan que el que lo oye. Incluso a las mismas
personas que lo han oído y no les ha hecho gracia contarlo más tarde y partirse
de risa.
A veces me he
preguntado por qué no se ríe la gente. Si es algo que le gusta a todo el mundo,
¿Por qué no lo hace? Pararse a pensar en esta cuestión puede hacerte avanzar
mucho en la vida, o por lo menos no retroceder, que ya es una buena forma de
avanzar. Creo que para esta pregunta hay varias respuestas, que tanto
independientemente, como combinadas entre sí, pueden dar la respuesta adecuada.
Intentaré responder a estas principales cuestiones, siempre desde mi
perspectiva personal.
Porque no le hace gracia
¿Y por qué no le hace gracia? Esta pregunta
tiene varias posibles respuestas. Cada una individualmente, como
colectivamente, puede ser el motivo por el cual las personas no se rían.
Porque no
Aunque dicen
que en el fondo todos los seres humanos nos parecemos, y es cierto, no somos
iguales. Eso es algo evidente. Esta afirmación es también cierta para el humor.
Por eso hay que entender que haya gente que tenga muy poco sentido del humor.
Gente muy seria. Otra gente directamente negativa. También amargada. ¿Por qué?
Motivos hay muchos, y todos entendibles.
Algunos han
nacido directamente así. De igual manera que hay personas de dos metros de
alto, otros con un cociente intelectual de 160 (o 60), también los hay que en
su acervo genético parece no estar incluido el reírse. Ante esta circunstancia,
lo mejor es no darle más vueltas y aceptar a cada uno como es, sin intentar
cambiarlo.
Céntrate en
buscar puntos de unión, de empatía, y si el humor no es uno de estos puntos,
busca otros, igualmente interesantes (aunque probablemente no tan divertidos).
Por la trayectoria histórica
Cuando estamos
con una persona, o un grupo de personas, existen varias posibilidades respecto
a nuestro conocimiento sobre ellas. Podemos tener la información de lo que
podríamos denominar una “fotografía”, es decir, solamente la información de ese
momento determinado, sin saber el antes, la evolución de donde proviene esa instantánea,
para nosotros “fija”. Desconocemos el pasado de esa situación. Solamente
sabemos el qué.
Por otra
parte, sí podemos tener la información de la evolución de los hechos, las
ideas, de esa fotografía, por lo cual podríamos considerarlo ya no como una
instantánea, sino como una “película”. En este caso sabemos el qué, y también
el por qué.
Si uno no
conoce esa trayectoria histórica, es posible que un elemento de humor que
aparentemente sea recurrente en una situación, realmente no lo sea porque no
encaja con la evolución que ha vivido esa persona, por lo que la “gracia”
pierde todo su valor, e incluso se vuelve en contra de quien lo utiliza.
Por quién lo dice
Típica escena
de película adolescente de sobremesa de una aburrida tarde de domingo cualquiera.
El tonto del grupo (siempre hay un grupo y alguien considerado tonto dentro de
él, aunque no lo sea) dice algo, pero la gente del grupo lo ignora
completamente. En eso que llega el “líder” del grupo (que suele ser un tipo,
guapo, o fuerte, o idiota, o todo a la vez) y dice lo mismo. Entonces todo el
mundo lo aplaude como si hubiese descubierto la curación del cáncer.
¿Por qué
muchas veces dice una persona una cosa y todo el mundo lo acepta efusivamente,
y otra persona diciendo lo mismo de la misma manera parece un estúpido
indeseable?
A mí,
personalmente, me parece injusto. Aunque solo es mi opinión. Si es la misma
acción, el resultado debiera ser el mismo, independientemente de quién haga la
acción. Éste hecho se debe a un concepto interesante: la autoridad. La
autoridad es, según la definición de la wikipedia “el nivel de influencia que
tiene una persona sobre un colectivo. La autoridad también es el prestigio
ganado por una persona u organización gracias a su calidad o a la competencia
de cierta materia”. Es decir, por ser quien es ¿por qué? Esa ya sería otra
cuestión.
Por tanto, es
conveniente saber qué percepción se tiene de ti en el contexto en el que te
encuentras. Si posees una situación “fuerte” y consolidada, los que te rodean
estarán más propensos a tener en buena consideración tus acciones. Si tu
posición es “débil” y frágil, la tendencia será a lo contrario. Y puede que no sea ni una cosa ni la otra, es
decir, que tu persona sea nueva al grupo, lo cual puede ser una buena
oportunidad de empezar a crearte una buena reputación si sabes aprovechar la
ocasión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario