Siempre
fuiste cenicienta
a
las doce de la noche;
el
zapato no fue tuyo
ni
la calabaza un coche.
No
hubo príncipes que te
despertasen
con un beso,
ni
enanos que te cantasen;
nunca
hubo nada de eso.
El
lobo te comió
destrozándote
la casa,
el
ladrillo era cartón
y
la madera era paja.
Tu
vida fue una fábula,
un
cuento mal contado.
Tuviste
un error: nacer
en
el lado equivocado.
Sublime!
ResponderEliminarGracias Ana, me alegro mucho que te haya gustado.
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