domingo, 24 de agosto de 2014

poesía nº 213

Arráncame la piel. O el alma. Arráncame Lo que quieras, pero no dejes nada. Volver a soñar en los ojos de alguien La verdad de todas mis palabras. La noche se marchó sin llegar después El día que alumbrase la mañana; Me he quedado en un amanecer sin Sol y en un querer sin amada, En un amor con forma pero sin fondo Y en una lluvia que moja pero no cala. He apurado los momentos, agotándolos, Buscando algo que no encontraba, Que se había perdido o que no existía, Que dolía si se tenía porque quemaba. Y ahora así estoy, cansado, voy Y vengo, me entretengo en la nostalgia Y en el pasado, a veces, y otras Me enredo la cabeza con bobadas. Pero sigo ¿qué otra cosa puedo hacer? Si me caigo me levanto hasta Que puedo caminar y continúo. Sin rumbo. Ni dirección prefijada. Sin huellas que seguir (no las hay). Solo una meta querida y lejana. Arráncame la piel. Rómpeme los huesos. Destruye de mí lo que te dé la gana. Aniquílalo todo… - ¿Todo? - … todo No. Mejor que me dejes la esperanza.