Hay una cosa fundamental que nunca hay que olvidar: no intentes siempre hacer la gracia. No se puede hacer reír a todo el mundo, no todas las ocasiones son adecuadas para parecer gracioso, y menos para serlo. Uno mismo debe ser consciente que a veces, ni el lugar, ni el entorno, ni la dinámica, ni las personas con las que te encuentras son el elemento propicio para intentar integrar el humor. Aunque yo creo que el humor siempre puede ser adecuado, por muy bien que éste esté hecho, hay muchas personas que no lo consideran igual. Hay gente que no lo entiende igual, incluso hay gente que aunque para ellos el humor sea un elemento importante, no consideran adecuado ese ingrediente. Incluso yo mismo pienso que a veces está fuera de lugar.
¿Cómo saber que la gracia no será bien recibida?
Supongo que
por sentido común, que muchas veces es el menos común de los sentidos. No hay
fórmulas mágicas. Hay situaciones obvias que solo a las personas menos
oportunas se les escapa, para todas las demás, ante la duda, no lo intentes. El
humor puede ser un punto de inflexión, pero si no estás seguro, no lo intentes.
Puedes quedar como un absoluto estúpido. Y si quedas como un estúpido, esa
imagen es difícil de remontar. Necesitarás tiempo y margen de maniobra, y en muchas
ocasiones no lo tendrás. ¿Qué es una pena? Pues sí, pero como hemos comentado,
para crear una primera buena impresión solo existe una oportunidad. Y esto es
cierto, y experimentalmente demostrado está, que cuesta mucho remontar esa
primera impresión, sobre todo si es negativa.
Otra cuestión
importante es saber que concepto tienen de ti las personas que te rodean. Si tu
imagen es sólida, positiva y consistente, puedes intentar “dinamizar” el ambiente con un elemento de
humor. Si no es así, no arriesgues mucho, y si lo haces, estate seguro de que
funcionará. Aunque nunca tendrás la certeza de que funcionará hasta que no lo
intentes. Esto que digo y que parece una contradicción, realmente no lo es. Con
los años, uno se suele arrepentir de las cosas que no ha hecho, más que de las
cosas que ha hecho, y aunque la intención sea buena, la sola intención no
bastará para disculparte. Más vale guardar esa “bala” en la recámara que
gastarla inútilmente.
Una de las
mejores formas de saber si una gracia posiblemente no funcionará es no
olvidando algunos elementos expuestos anteriormente o que se expondrán
posteriormente: la falta de respeto, de confianza, la falsa modestia, quién lo
dice, el nivel cultural, y la socialización que se ha recibido son elementos
fundamentales que debemos tener en cuenta. Por lo general, no obstante, nos
desenvolvemos con personas similares a nosotros en ambientes también conocidos,
por lo que facilita bastante las cosas. Seguro que no te será muy difícil hacer
reír a tu mejor amigo…
Sin embargo,
este manual no está hecho para esas situaciones, sino para situaciones nuevas,
en las que la incertidumbre es mayor, y ni conoces al auditorio, ni el lugar, y
quizás ni siquiera el idioma de forma correcta (esto también puede jugar a tu
favor si sabes manejar la situación).
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