miércoles, 7 de mayo de 2014

Cómo hacer humor (13): algunas herramientas



DRAMATIZACIÓN DE LA IDEA 

Los seres humanos somos animales cuyo sentido más desarrollado es la vista, y después el oído. A partir de esta premisa, estamos acostumbrados a que los estímulos nos entren por los ojos y también por las orejas. Esto es algo que a veces se nos olvida cuando tenemos intención de contar algo a los demás, y que los demás nos hagan caso y mantengan su atención en nosotros. Por eso, los buenos comunicadores son expresivos al enviar sus mensajes y consiguen que “veamos” lo que están diciendo.

La dramatización de la idea podría definirse como la “teatralización o representación” de la idea, de lo que queremos transmitir. Así proyectamos, dotamos de cuerpo a algo que en principio es solo conceptual.

Esta cuestión es interesante porque el mensaje se transmite mucho más potente que solamente mediante la palabra, y viene apoyado en elementos de la comunicación no verbal. Elementos como el cuerpo, el movimiento y la voz, son los principales recursos a tener en cuenta. Así, podemos representar cualquier cosa, una pared, una palmera, la discusión de dos personas, un animal, el paso del tiempo mirando un reloj… Cualquier cosa puede dramatizarse si tienes el ingenio y el desparpajo de hacerlo.

Esto nos permite ofrecer una visualización de lo que queremos expresar a aquellas personas que nos están atendiendo. Y otra cosa también interesante, llama la atención de aquellas personas que quizás no nos estén haciendo caso, ya que lógicamente resulta más llamativo ver a alguien moverse o variar la voz que a alguien que solamente se dedica a hablar.

El humor, al ser algo que permite tener un mayor abanico de libertades expresivas, es un espacio que ayuda a levantarnos, sentarnos, adoptar posturas diferentes, andar, o subir y bajar la voz, incluso cambiarla imitando otra.

Una forma rápida de dramatizar una idea y transmitir el mensaje son las categorizaciones, roles definidos o estereotipos. Es decir, aquellos elementos que solemos asociar a la definición de un personaje. Un chino rasgando los ojos y cambiando la “r” por la “l”, una persona importante representando cómo se anuda una corbata, o a un ciclista imitando un pedaleo, son solo unos ejemplos de la infinidad de categorizaciones que se pueden realizar. 

Eso sí, uno de los aspectos a tener en cuenta es que como todo, hay que saber en qué ambiente te estás desenvolviendo. No en todos los sitios te puedes levantar y ponerte a andar, o alzar la voz, o hacer movimientos con los brazos. Por lo que un elemento en principio favorable, por excesivo puede acabar por ser inconveniente.

En resumidas cuentas, la dramatización es un muy buen recurso a utilizar, ya que además suele ser mucho más divertido, tanto para ti mismo como para los demás, por lo que es más efectivo.

LA VERDAD ES UNA PUTADA, PERO NOS HACE REÍR.

-¡Papá, papá! ¿Cuánto cuesta casarse?
-No tengo ni idea, hijo. Todavía no terminé de pagar las consecuencias.

Por suerte y por desgracia, es así. Prueba a ver un telediario, y si tienes un día inspirado podrás reírte un rato de lo cómico-trágico que puede llegar a resultar. Eso suponiendo que lo que digan sea verdad. La verdad nos puede hacer reír porque el humor es un elemento inherente a la realidad que vivimos. De hecho, es conveniente encontrarle la nota cómica a las cosas, porque sin ella sería mucho más difícil digerir ciertas situaciones. “Reír para no llorar”, dicen algunos. Y quien quizás haya sabido reflejar mejor todo esto ha sido, para mí, el gran Charles Chaplin, con su personaje “Charlot”. Ya lo decía Chaplin “Un día sin reír es un día perdido”.

De todas maneras, hay que tener cuidado con un punto anteriormente explicado, y es que también se dice que “la verdad ofende”. Faltar el respeto, o siquiera eso, que alguien sienta que se le falta el respeto, aunque sea sin querer, provoca que, por muy bueno que sea el comentario que se ha realizado, la gracia se convierta en tontería. Y según la madre de Forrest Gump “tonto es el que hace tonterías”. Y no solamente puedes quedar como un tonto, sino que además puedes quedar como una persona indeseable e impresentable. Es lo que tiene el humor… que no es matemática pura, y por tanto, nunca sabes con certeza el efecto que producirá tu acción.

Después de haber dicho todo esto, ¿Algún caso práctico y concreto? Pues no, y es que cada circunstancia es única, y dependerá de ti valorarla. De todas maneras, con ser un tanto observador podrás ver cómo se manejar la situación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario