1.2. Educación de la
persona
En primer
lugar, y muy importante, no confundir educación con cultura. Digamos de manera
sencilla que la educación es lo que te enseñan tus padres, y la cultura lo que
te enseñan en la escuela. Por eso lo he separado en dos apartados diferentes.
Educar es (Definición de la RAE) “Desarrollar o perfeccionar las
facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos,
ejercicios, ejemplos, etc.”.
Y volvemos a lo mismo, difícilmente te tomarán
con buena actitud si eres maleducado. De hecho, el respeto y la buena educación
están íntimamente unidos. Además, decía Confucio, un filósofo chino del siglo
V. a.C., que “donde hay educación no hay distinción de clases”. Y esto
es fundamental para poder desenvolverte en un amplio abanico de gente, porque
nunca sabes quién puedes tener enfrente hasta que lo tienes, y si es de noche
ni siquiera lo ves.
1.3. Honestidad
- Papa,
¿todos los cuentos empiezan con “erase una vez…”?
- No hijo,
algunos empiezan con “si mi partido gana las elecciones…”
¿Te gusta que
te mientan? A mí tampoco. Además, dicen que se pilla antes a un mentiroso que a
un cojo. Me decía mi madre que mentir está muy feo. Pero le oí un día a un
político por lo bajo decirme que solo si te pillan… Sea como sea, lo cierto es
que a las personas nos gusta la gente transparente, aunque algunas veces ni
nosotros mismos lo seamos (yo nunca miento...).
Acerca de la
honestidad, sugiero que se lea la sección de “Ironía y Sarcasmo”.
1.4. Empieza de forma amigable (¡Sonríe!)
En el humor,
como en la vida en general, creo que es mejor conocer el escenario antes de
empezar a actuar, estudiarlo, analizarlo, observar donde están los posibles
baches en el suelo, no sea que pises mal y te tuerzas el tobillo.
Sonríe. Y sonríe sinceramente. Que la sonrisa te
salga del corazón, que la gente no es tonta y se da cuenta cuando la sonrisa es
falsa. Y si no fíjate en cualquier foto en la que digas “¡Paaataaaaaaaaata! y
le cueste al que la saca más de siete segundos hacerla. La sonrisa abre más
puertas que una llave maestra. Derrite mejor el hielo que las calderas de
Mordor. Sonríe a la persona que te gusta y se fijará más en ti. Sobre esto se
ha escrito mucho, aunque a veces pienso que a la gente todavía no le ha entrado
del todo en la mollera. La sonrisa es la primera muestra de una manifestación
amigable. Y como todo influye en el humor, empezar bien ayuda mucho, ya que
como se suele decir, solo hay una oportunidad de crear una primera impresión, y
más vale que sea buena porque por lo que dicen los estudios realizados al
efecto, influye mucho más de lo que pensamos (y quizás de lo que debiera) en la
relación futura.
Empezar de una
manera amigable baja las barreras de defensa del que no te conoce y te permite
que simpatice contigo.
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