El ser inmóvil mueve como objeto del amor, y lo que él
mueve imprime el movimiento a todo lo demás.
Mientras las cosas son realmente esperanzadoras, la
esperanza es un nuevo halago vulgar: sólo cuando todo es desesperado la
esperanza empieza a ser completamente una fuerza.
La libertad no tiene su valor en sí misma: hay que
apreciarla por las cosas que con ella se consiguen.
La realidad es que los éxitos se los llevan los
fuertes y el fracaso los débiles, y eso es todo.
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