lunes, 14 de abril de 2014

poesía nº 269



Me gusta tu voz porque suena clara.
Me gusta tu voz porque suena clara,
y cuando la escucho me recuerda
memorias de épocas pasadas,
una voz que ahora nueva
me trae al oído un sonido
de algo que perdí y no lo encontraba.
La voz que me lleva a observarte,
buscar el roce de la piel
que me arrastre a tu posada,
la caricia invisible del gesto indiferente,
el juego de palabras,
la sonrisa todavía infantil
de la niña que veo ya crecida,
y que jugando a ser mujer
a veces se olvida que el tiempo
también requiere sus paradas.
Una voz que modela tus labios,
la boca que insinúa secretos y placeres
de alcoba loca y viejas tristezas calladas,
tu pequeño sueño aún no confesado,
el que quiero para mí,
para mi almohada,
el que quiero para guardarlo.
Esa voz que se encierra en tu mirada,
y que aún en silencio
ocupa y expande el espacio
al precio de un alma encadenada,
unos ojos para perderse en el insomnio
y al volverse a dormir soñar que se soñaba.
Me gusta tu voz, tu dulce voz,
la voz más clara.

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