lunes, 28 de abril de 2014

poesía nº 285



Ambiente aparentemente estático.
Espacio contractual de ojos y miradas.
Leitmotiv perdido en ampulosas perífrasis
donde se esconden las palabras.
¿La cuestión es la importancia del significado?
¿Entiendes las razones de las leyes humanas?
El resultado que plantean los problemas
solo a veces son soluciones coherentes
de cómo aplicar las acciones proyectadas.
Dicen que me afecta directamente.
Yo solo entiendo de preocupaciones y esperanzas.
Mi soberanía depende de mi estado particular,
de mi reino valiente.
Mi persona no entiende de lógicas matemáticas.
La gente puede confundir fácilmente
los medios con los fines;
yo intento evitar perder
el horizonte que mi corazón señala
en el mapa de mi vida.
Palabras.
Palabras como tela de satén.
Palabras como esqueletos sin pelo ni piel.
Palabras como fondo
y como forma.
Palabras como norma legal
(¿legítimas?)
que subyacen en el yugo del libre pensamiento.
Es fácil confundir a la hormiga
en un gran centro comercial.
No es difícil engañar al que no sabe
de argucias literarias.
Tiene mérito poseer criterio veraz e independiente.
Miro las flores.
Siento sus olores.
Respiro el aire puro
y mudo me abstraigo del concepto
competente basado en el precedente jurisprudencial.
La hormiga prefiere el campo abierto.
El camino la oportunidad.
El alma un faro de luz sencilla
que nos guíe  en las olas del mar.
¿Yo?
Despierto y observo un mundo en construcción.
Mi vida.

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