viernes, 11 de abril de 2014

poesía nº 18



Se acabó el verano
un año más
y como antaño quizás
pensaremos en vano
que fue mejor que el anterior
y esperaremos pacientes
con un chicle entre los dientes
y tristeza en nuestro interior
a que el curso pase
como pasó el pasado
intentando dejar de lado
su contenido y su envase.
Llegará el frío;
otoño, invierno,
 y dentro de mi infierno
la monotonía formará un río
de días seguidos,
tiempo parecido y semejante
como pasos de un andante
hacia atrás, todos perdidos.
Dejarás a una gente
para otra encontrar,
dejarás un ambiente y un hogar
y llegarás a otro diferente.
Pero como la rueda a su inicio
siempre vuelve, volverá la flor
a salir junto con el pastor
a recibir el solsticio
de verano como cada año,
costumbre infinita de la vida
siempre vivida
para siempre desde antaño.
Y llegarán otra vez las vacaciones.
Buen momento para amar
y para poder recordar
nuestras viejas pasiones
infantiles de toda una infancia,
época pasada
cubiertas por el velo mágico de un hada
que ahora nos hace olvidar nuestra actual jactancia.
¡Cuándo llegue el calor
te esperaré cariño
con una sonrisa y un guiño
para desempolvar nuestro antiguo amor!

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