Cuando aprendas a leer serás libre para siempre.
Me opongo a toda superstición, sea musulmana,
cristiana, judía o budista.
No confíes tu secreto ni al más íntimo amigo; no
podrías pedirle discreción si tú mismo no la has tenido.
El sabio no se sienta para lamentarse, sino que se
pone alegremente a su tarea de reparar el daño hecho.
No hay disfraz que pueda largo tiempo ocultar el amor
donde lo hay, ni fingirlo donde no lo hay.
No hay comentarios:
Publicar un comentario