martes, 11 de marzo de 2014

9,8 m/s (al cuadrado) (IX / 1)



Que te vaya bonito... que te vaya bonito... que te vaya bonito... que te vaya bonito... Joder, mierda, que cosa más repetitiva. Son todas parecidas, sin embargo la última nada, sólo la mirada. Es una buena frase, mejor que adiós. O que hasta la vista. El otro día se la dije a Paula, pero ya ves, me miró y me dijo ¿Qué dices? Será imbécil, se pensará que porque esté buena tiene derecho a tratarme como a un idiota. No fue lo que dijo, sino cómo lo dijo. Tú siempre te despedías así... Será imbécil.

 Me pregunto cuál será la tuya. Seguro que alguna. Patricia nunca las miraba, quizás ella también lo sabía y por eso nunca las miraba. Todas las noches que pasamos juntos nunca lo hizo, y si lo hizo nunca me dijo nada; no me extraña, éramos dos desconocidos. Y lo seguimos siendo. Te puedes pasar horas y horas con alguien, horas, días, meses y años, y después preguntarte quién coño era realmente. Es curiosa esta vida...

 ... liando porros. Al final era lo único que fumabas. Y los hacías muy bien, eso sí. Te escondías en las canciones, entre nubes de humo. La verdad es que me gustaba fumar contigo. Uno detrás de otro. Sobre todo en los mejores tiempos, que sabiendo como sabías como me excitaba el costo siempre me la ponía dura y acabábamos follando. Toda la noche. y fumando más porros. Luego nos dormíamos, cada uno de espaldas, como si no hubiese pasado nada.
          Si pudiera
          a la tienda de los sueños ir a comprar
          con poco dinero todo lo que hasta ahora
          pude ganar
          si allí vendieran
          billetes para el tren de otra oportunidad
          encargaría
          un ticket de ida a la estación perdida
          donde mi vida fue a descarrilar
          si pudiera
          desde aquel momento volver a empezar
          ilusiones, castillos de arena en el fondo del mar
          esperanzas, así que eso es todo, se me marchó el tiempo
          y en la tarde,
          tengo miedo de irme a la sombra del cielo
          me queda tan poco y tanto que arreglar.

 Los Suaves lo saben bien... yo estoy en ello. Hasta sé el nombre de la estación, aunque no estoy seguro si cogí el tren acertado. Boni lo intentó, y tú también. No todos pueden tener la misma suerte. Yo no sé qué signo tiene mi suerte, solo sé que un día de estos lo voy a averiguar...

 Teresa es una buena mujer. Lástima que no esté buena, quizás mejor así, por lo menos mantengo la distancia adecuada. Algunas veces quedamos por ahí y nos tomamos algo. Ella me cuenta algo de su vida y yo también algo de la mía. Por lo visto tiene falta de entrepiernas. Es algo que suele pasar. A mí también. Creo que si el panorama no cambia pronto acabaremos en la cama, no es que sea mi tipo, pero hay necesidades que pueden apretar más que hacienda.

 ... si es que alguna vez he tenido alguna. "El mundo está cerca, jódete" y luego se reía. No tenía más Dios que su propia vida. Se fue a comerse el mundo y el mundo le comió a él. Un Dios derrotado no es un dios, es una cagada... y Boni lo sabe también como cualquier otro, por eso no se dio por vencido. Con el curro de la biblioteca quizás tenga más tiempo. Era un buen chaval, lástima que se fuera, ya no es lo mismo. Un día de estos le llamo y quedamos para irnos un fin de semana por ahí...

 Si algo no se me olvidará jamás creo que será eso. Nunca sabré cómo fue, la verdad que tampoco importa. Ahora todo da igual. Podrá ser una tontería, o puede que no, sólo sé que no puedo pasar por esa calle y si alguna vez lo hago porque voy con alguien lo paso mal. Podría haber sido yo... pero fue él. ¡Cúantas veces he pensado que hubiese sido mejor al revés, cúantas...!. Fue un momento, mirar al suelo y verlo ahí, tirado, como un perro, con la cabeza rota. Habíamos pasado por allí no sé cuantas veces y ni siquiera me había dado cuenta de que estaban en obras. Sólo sé que escuché cómo se rompía algo y mi hermano ya estaba muerto en el suelo. El sólo tenía quince años. Era el único hermano que tenía. Mi único hermano. Muchos días voy por la calle y veo chavales de su edad y pienso que era muy pequeño para morir. Yo iba a su lado, podría haber sido yo y te juro que no me hubiese importado nada, si algo quería en el mundo era a mi hermano pequeño. Un segundo y ya está, muerto, con la cabeza rota. El cura dijo que Dios se lo había llevado a su lado y que ahora estaba en el cielo, porque era muy bueno. Mecagüendios. Mecagüendios mil veces, él no tenía derecho a llevárselo tan pronto, era demasiado joven para morir. ¿Dónde estaba?. ¿Durmiendo?, si Dios no duerme... Mi padre intentó aguantar el tipo, por mi madre, que parecía más muerta que mi hermano; aquel día envejeció diez años de golpe. Me agarraba la mano y no podía. En el cementerio mi padre se derrumbó. ¿Qué te voy a contar a ti que no vieses o no te haya contado? Y allí estaba yo, callado, can-sado, mirando a mi padre y a mi madre, pensando en Dios. Y el cura diciendo lo bueno que era mi hermano y lo grande y poderoso que era Dios. Que le den por el culo, si tan poderoso es por qué no lo salvó, por qué no me lo devuelve... Si de algo me he dado cuenta es de que los cementerios son como los retretes, uno siempre vuelve a ellos...

 El otro día me puse a pensar en todas las razones que podía tener para no salir de casa y creo que pensé 47 razones distintas, y apurando te podría dar hasta 62, por lo menos.

 ...de la perspectiva. Desde distinta perspectiva hasta parece algo totalmente diferente. Pero tú estás muerta y no creo que haya perspectiva que haga cambiar eso. Hablabas de perspectivas. De frente. De lado. Contrapicado. De ángulo inverso. Si te digo la verdad en este momento me da absolutamente igual, las cosas no van a cambiar, tiempo hubo para ello, creo, pero esta vez te olvidaste de casi todas tus perspectivas distintas. Quizás y te podría haber ayudado. Quizás no. Pero no estaba allí. Si el día que me dijiste te hubiese hecho caso casi seguro que por lo me-nos dos vidas irían mejor. Las cosas a veces no salen como uno las planea...

 Chaplin se iba con quinceañeras y eso te jodía. No sé por qué, para gusto las mujeres, como digo yo. A mí me daba igual, a mí me encantaban sus películas, sobre todo la quimera del oro. Debe ser duro comerse los zapatos. Debe ser duro estar solo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario