viernes, 14 de marzo de 2014

9,8 m/s (al cuadrado ) (X/2)



 ...de lo otro, por no hacerlo los demás suspiran. Yo no. A mí no me va, no es cuestión de mirar la pared siempre. Por lo menos alguien opina que de no poder ser de una forma que tampoco sea de la otra. Yo creo que debe haber más formas, aunque claro, eso sólo es una opinión.
 He buscado siempre, tú lo sabes bien, pero nunca lo he encontrado, o por lo menos el suficiente tiempo como para serme útil. Todo el mundo necesita un punto de apoyo, creo yo, y yo también. Lo he buscado, es cierto, pero a veces creo que por el lado equivocado. Dicen que detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer. Quizá sea eso, dar con la mujer adecuada. Pero por ahora resulta difícil avanzar sin un punto de referencia. Mierda, ¿por qué tendré siempre tan mala suerte?.... Tú al final solucionaste el problema junto a Jean Paul. Yo no he tenido tanta suerte con Silvia. Y te juro que lo intenté, era una buena chica...

 ¿Te acuerdas de la promesa?. Ahora resulta graciosa, como casi todas las viejas promesas después de los años. Ya sé que mi nombre es bonito, pero de ahí a que le fueses a llamar así a tu primer hijo me parece excesivo. Siempre me lo recordabas, cada vez que venías.

 ...volar en los aviones. Son como los sueños, vas y vienes, de repente, como un paréntesis. Cambiar de sitio tan deprisa me resulta extraño, y si no acuérdate cuando fuimos en avión, llegar al aeropuerto y todo el mundo hablando en francés, que dos horas antes era castellano y después no me enteraba de nada, porque entonces todavía no tenía ni idea del maldito idioma. O como aquel otro viaje, que fue ir y volver, y me puse a pensar después y parecía Segismundo en La vida es sueño...

 La pobre Laika está muy vieja. Parece mentira cómo se lo puede coger tanto cariño a un animal. Me la traje conmigo cuando me marché de casa. Ellos también querían quedarse con ella, pero al final les convencí. Me tendrías que ver, me pongo a hablar con ella y mientras tanto me mira. A veces parece que le agobio, por-que le hablo durante más de media hora y entonces mueve el rabo y se marcha. Ella me confirma que el perro es el amigo más fiel del hombre, porque ahí está, mirándome como si me entendiese de verdad. Y reconozco que es difícil aguantar escuchándome durante más de media hora. Sobre todo las charlas que tengo con ella. A veces ladra, como si hubiese comprendido. Sólo le falta hablar. Aunque también es verdad que si hablase no le contaría ni la mitad de las cosas.

 Mierda, esa era su palabra preferida. No la decía de mala hostia, lo decía muy serio, porque para él era un tema muy importante, de verdad. Luego dijo lo de la filosofía del cagar y todo eso. Como en el Globas, que parece mentira, pero siempre que íbamos lo leía: "el mundo está cerca, jódete". Y luego se reía. La última vez que entré en ese bar sí que parecía una mierda, con toda esa gente junta en tan poco sitio y todos bailando igual, que cuando toda la gente baila igual en un mismo bar hay algo que no funciona. Ya te digo, no aguanté ni cinco minutos allí dentro. Y mira que antes nos pasábamos horas allí metidos. Y hablando de bailar, que me acuerdo que tú para eso sí que eras especial, que no sé cómo lo hacías pero siempre bailabas en tu mundo desconocido, que yo acababa mirándote y eras todo un espectáculo...

 No encuentro las palabras adecuadas para expresarlo, lo siento. Lo he pensado muchas veces, pero nunca he sabido cómo hacerlo... Sólo sé que es una sensación extraña, está ahí, latente, como una gripe. Supongo que debe ser algo natural. Parece que unas veces quiere aumentar y otras disminuir. De repente miras para arriba y te das cuenta de que estás abajo, y solo es cuestión de subir. Al final esa es la cuestión, subir, porque abajo hay demasiada gente como para respirar a gusto.

 ...hace tiempo que te fuiste. Sólo sé que la distancia separa, es algo que no se puede negar. Dos años no es mucho, pero es algo.
 Y sí, ya sé, nos contábamos todo y lo seguimos haciendo hasta el final, pero hubo momentos en los que pensaba que no sabías de qué coño te estaba hablando. Y lo entiendo, porque a mí me pasaba lo mismo. De todas formas tampoco creo que te importase mucho lo que pasase en la maldita oficina, o que el coche seguía igual de mal, o que Néstor estaba de bajón porque la había palmado su abuela, qué sé yo. Supongo que tus pintores y tus exposiciones eran más interesantes, porque a mí también me lo parecían, pero ese era tu mundo y yo no estaba allí. La amistad es extraña... Da igual, nada... Lo que sí es curioso es cómo cambian las cosas, nosotros dos antes, siempre juntos, y de repente te das cuenta de que ya no eres el protagonista de la historia, y tienes que comprar butaca como todos. Sobre todo te he echado de menos... Bueno, no a ti, a cualquiera, porque en realidad no había nadie, no tenía a nadie con quien hablar. Sí, éstos dos, pero una cosa es convivir y llevarte bien y contarte las batallitas y todo eso, y otra descansar en ellos. Al final igual que Boni, sólo hubiese sido cuestión de tiempo...

 En la tele la gente pequeña estaba muerta. Cambié. La gente pequeña seguía muerta. Cambié. Cambié cuatro veces y no sé si por casualidad pero en todas estaban muertos. Nunca pensé que cabrían tantos muertos en un sitio tan pequeño. Menos mal que al final encontré una buena mierda y me pude dormir a gust...

 ¿Te acuerdas cómo nos reíamos?, como críos. Era la hostia. Pocas veces me he reído tanto como entonces. Fue después de que se cayese por la cuesta. Parecía que se había roto la cabeza. El tío allí, rodando hasta la pared. Aquello sí que era gracioso. Me acabó doliendo hasta la tripa de tanto reírme, como si se me hubiese roto. Y allí estaba el tío, tirado, sin moverse, como una puta roca, pro que al final se levantó descojonándose como un loco y apenas tenía un par de arañazos. Aquella noche sí que nos reímos. Fue una buena noche, ¿verdad?.

 ...se les ve envejecer de día en día. Todavía no tienen muchos años, pero parece que a las enfermedades les ha dado por cebarse con ellos. Voy muchos días a verles, tres o cuatro veces por se-mana, a la noche, después del curro. Ceno con ellos y luego me quedo un rato haciéndoles compañía. Cuando me voy me quedo pensando y entonces me da como cargo de conciencia, por dejarles allí solos, yendo cada vez a menos. Creo que como no mejoren pronto quizá me vaya a vivir con ellos, me necesitan. Después de todo soy su hijo, el único que les queda...

 He llegado al convencimiento de que la quiniela es un camelo, no toca, o por lo menos no a mí, que en trece años sólo he llegado a dos de doce, y con eso no se sale de pobre. Con lo otro no se sale tampoco, gastas tu juventud matándote a trabajar y no tienes un puto duro, lo justo. Quizás tenga que volver con mis padres, así además de ayudarles ahorro algo de dinero, que hace falta, nunca se sabe. Ese es un problema que tú nunca tuviste, por lo visto, porque lo de vender cuadros se te daba muy bien. y no eran baratos. Estaría de puta madre que pudiese publicar la historia del psicópata. Seguro que tendría éxito, porque es muy buena, y ganaría dinero y tendría más libertad y dejaría la oficina y haría las cosas que quiero y...

 ... podría ser, visto lo visto es una de las pocas cosas que todavía quedan como son realmente. Suelo pensar en ella, me gusta, creo que uno se relaja y se sumerge en ello, basta con cerrar los ojos e imaginárselo...
 Días como el de hoy y viajes como éste son los que cansan hasta al más pintado. ¡Si hubiese sabido...! Me gustaría que alguien me lo explicase, solo eso, nada más, por qué hostias lo has hecho. No lo entiendo y no creo que llegue a hacerlo. De todas formas eso tampoco te resucitaría, así que como si la maldita respuesta se va a la mierda, porque no va a solucionar nada.

 ... final uno se conforma con poco, cada vez con menos. Solo quiero una, solo una más, una sonrisa donde descansar. Demasiadas noches mirando el techo. Me siento triste. ¿Para qué mentirte...?. No ganaría nada. Son demasiadas promesas incumplidas para una sola persona. Unos brazos que me abracen, unos labios que me besen, algo, no sé, me da igual, lo único que quiero es alguien que me mire y me sonría, que me haga soñar un poco; tampoco creo que pida tanto, no más que cualquiera...

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