jueves, 26 de junio de 2014

poesía nº35

Te odio porque te amo.
Riendo en la desesperanza
cual pájaro la tierra no alcanza
esta noche creo que te llamo.
Reflejo del mar en tu pupila,
reflejo del azabache en tu cabello,
al momento despunta un destello
de esa mirada color lila.
El destello opacó mi voluntad,
arrodilló a mi altivo orgullo
desnudándole cual capullo
sin pétalos. Ahora soy eso en realidad.
El destello ópaco. Mi voluntad
arrodilló a mi altivo orgullo.
Ahora sin ti ebullo,
soy tuyo, pues tu eres mi verdad.
Como dolorosa rosa marchita
estoy yo en mi jardín sin tu amor,
bien imprescindible que da sabor
a lo que tu existencia me quita.
Soy como ánima sin fe,
como vagabundo errante que llora,
como enfermo que a Dios implora
un yo que sé, algún por qué.
Así soy yo sin ti.
Te necesito para poder amar,
para poder algo dar.

Dame tu sí. Por favor. Dámelo. Dame un sí.

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