miércoles, 11 de junio de 2014

poesía nº 189

El murmuro del silencio ha sellado
Mis labios besando las palabras.
El murmullo del silencio ha venido
Desde lejos para morar mi alma.
Yo, hoy como ayer, intento esquivarlo,
Atraparlo y desahuciarlo a la nada
Que no alcanzo a comprender, la misma
Que me llena y me vacía, que me llama
Con nombre de apatía y de sonrisa
Hueca a la puerta cada mañana.
El silencio me ha amarrado a su yugo.
Observo pasar, mudo a la nostalgia,
Un mundo de sonidos polícromos
Que resuena en la memoria apagada,
El mismo del que vengo y al que extraño,
Del que no encuentro la llave que abra
La abertura que me ayude a respirar,
Que devuelva oxígeno a mis entrañas
En sombras y absortas, que ya no entienden
De espacios de luz y risa callada.
Voy en busca de ti, silencio, huyendo
De tu cuerpo, del mío, de tu espada,
De tu silencio solitario; solo
Raspando tu tranquilidad vacua
Con los dedos, con los dientes sangrantes,
Evitando tus extremos sin patria
Y sin gloria, solo blanco y negro,
(el verdadero silencio no descansa
En más colores), para que me lleve
Al lugar que anhelo en la montaña
Donde encontrar lo que me has robado,
Lo que me has quitado, lo que me falta,
Para volver a lo que es lo propio,

Lo que permanece, lo que no se acaba.

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