El trabajo más productivo es el que sale de las manos
de un hombre contento.
Dormía..., dormía y soñaba que la vida no era más que
alegría. Me desperté y vi que la vida no era más que servir... y el servir era
alegría.
En política, como en religión, hay devotos que
manifiestan su veneración por un santo desaparecido convirtiendo su tumba en un
santuario del crimen.
Yo amo a los hombres no porque son hombres, sino
porque no son mujeres.
Las verdades de los hombres tienen que ser como
piedras y los cargos que ejercen, como cántaros: pase lo que pase debe romperse
el cántaro.
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