Si el hombre no ha descubierto nada por lo que morir,
no es digno de vivir.
La edad es sólo un número, algo para poner en los
registros. El hombre no puede retirar su experiencia, debe usarla. Con la
experiencia se logra más con menos energía.
El horizonte es negro, la tempestad amenaza;
trabajemos. Este es el único remedio para el mal del siglo.
La vida pasa y el ser, como la bellota, como el niño,
o a veces como el adulto, no advierte ese movimiento, ni lo impulsa ni lo
estorba.
Con veinte años todos
tienen el rostro que Dios les ha dado; con cuarenta el rostro que les ha dado
la vida y con sesenta el que se merecen.
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