Después de
estar reunido con muchas asociaciones de enfermos y distintas patologías
específicas, he llegado a la conclusión de algo que ya intuía, algo que tienen
en común casi todos los afectados, y es el efecto psicológico que en ellos
produce la nueva situación.
Muchas de las
enfermedades o patologías que se sufren son físicas, pero sus consecuencias son
tanto físicas, como psicológicas. Y esto se produce por la nueva percepción que
se tiene de uno mismo, y también por nueva percepción que la sociedad proyecta
de la persona afectada. La incomprensión, el aislamiento, e incluso el rechazo,
pueden ser pautas que la sociedad realiza con estas personas. Y la sociedad
somos todos. En muchas ocasiones estas pautas se plasman en la pérdida de
amigos, conocidos, actividades sociales, y consecuencias todavía más graves,
como son la pérdida del puesto laboral, con la consecuente pérdida de poder
adquisitivo y de nivel de vida.
Un día cualquiera,
podría ser hoy, mañana, el año que viene, una persona cualquiera, podría ser
yo, tú, o un señor que nos cruzamos por la calle, recibe una noticia, sufre un
percance, podría ser cualquier circunstancia, que le trastoca profundamente la
vida.
Una circunstancia
negativa, algo que posiblemente le cambie su vida cotidiana, su presente y su
futuro. Algo que no esperaba y que de repente, se convierte en el centro de sus
pensamientos, sus actos y sus emociones.
Se da cuenta
de que nada volverá a ser ya igual, y que posiblemente lo que viene será peor,
o bastante peor, de lo que tenía. Es en este preciso momento cuando empieza
a aflorar una gran ansiedad, angustia, y
se entra en un estado emocional muy concreto que se llama depresión.
En todas las
asociaciones que hemos visitado nos hablan de la ayuda psicológica. Una ayuda
psicológica que proporciona, por una parte, un profesional (un psicólogo), y
por otra, una ayuda tan importante o más, que es la de las personas que se
encuentran, o han encontrado, en la misma situación.
Queremos
incidir en este segundo aspecto. No existe mejor argumento que el ejemplo. Un
ejemplo positivo es un refuerzo que imprime a la conducta la confirmación de la
certeza. Si una persona lo puede hacer, si muchas lo han hecho, tú también
puedes. Estas personas ejemplares te van mostrando que la meta a la que aspiras
(normalizar tu vida) es un proceso que va por fases, que cada fase requiere un
tiempo y un esfuerzo, y que después de ir superando todas ellas, paso a paso,
puedes volver a ser dueño de tu vida.
Algunas otras
veces, desgraciadamente, y dependiendo de la patología o enfermedad, esto puede
no ser posible. Aún así, la comprensión de estas otras personas que conocen en
primera persona la situación personal,
ayuda a aceptar la situación que se está viviendo.
Apostemos por
las asociaciones, grandes y pequeñas, que se esfuerzan cada día por escuchar a
personas que necesitan ser comprendidas, buscan recursos y servicios a
situaciones muy específicas, y dan visibilidad a colectivos muchas veces
desapercibidos, pero que existen y que tienen tanto derecho de vivir su vida
como cualquiera de nosotros la nuestra.
Iñaki
Peláez. Ldo. En Sociología
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