martes, 14 de enero de 2014

poesía 280



El mar puede esperar.
Las olas siempre vuelven
para llevarnos con ellas.
El mar trae las olas
y el tiempo las horas
que nos hacen caminar.
Un camino que se mueve por ondas,
una expansión continua a intervalos
más intensa que a veces
despierta al alma del letargo más profundo
y que la trae del abismo más lejano
para acercarse hasta la orilla de tu sombra.
Y es tu aroma la piel que me cubre,
tu boca la miel dulce que alude
y da sentido al sustantivo que me nombra.
¿Cuánto durará?
¿Saben los sabios la medida exacta de las cosas?
No.
No lo saben.
También ellos se equivocan.
Tabaco y té,
café con leche fría
mientras me miras besarte
en tu mejilla de papel,
después el trazo se muestra diferente.
El mar puede esperar,
no hay prisa.
Las olas siempre volverán
con su prisa
para llevarme con ellas a solas.

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