martes, 7 de enero de 2014

265


No quiero un Dios que no sepa bailar.
No quiero un traje de luces.
Prefiero silbar bajo la ducha una canción
que gritar en la calle sin que se me escuche.
Pequeña melodía.
Prefiero el aroma suave,
la brisa al huracán,
prefiero callar y amarte,
que darte mi amor sin apostar.
Así soy yo, tan sencillo.
Me gusta mirar las nubes,
sobre todo cuando anochece, sus colores,
cuando amanece también suelo mirar el cielo,
aunque, a veces, me queme las ilusiones.
¿Por qué deberían apretarme los zapatos?
La vida es demasiado corta para estar molesto
o para andar descalzo.
¿Por qué voy a poder comerme todo el pastel
si me gusta lo dulce?
Hoy me he levantado un poquito más feliz que ayer,
y no sé si será por la tontería
que el día en el que estoy me parece más bonito;
solo sé que me encanta soñar
y convertir los sueños en ciertos,
porque soñar la vida es triste y amarga pasión,
que prefiero vivir los sueños despierto
mientras me dure la hermosa flor.

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