domingo, 15 de diciembre de 2013

326



Dormido el cetáceo
El pez pequeño nada tranquilo.
Nadar en el mar es fácil,
Cuando las olas en calma
Ya no mantienen en vilo.
El filo sin brillo
De la navaja desgastada
Provoca menos miedo
Cuando dormida
Descansa en el bolsillo.
Sin embargo,
Tarde o temprano,
El volcán
Siempre despierta.
Y cuando despierte
¿Quién protegerá?
La lava y la ceniza
Produce una herida abierta
Difícil de cicatrizar.
Siento que soy tan pequeño
Como el viento
Que no apaga una vela.
Siento una daga punzante
En mi alma de navegante.
Pese a ello,
Buscaré y encontraré
La manera
De mantener
El instante más bello.
El latido de tu corazón
Es el motor
Que me recuerda
Que merezca la pena
El destello de lo vivido.
Sé que algún día
La tierra se abrirá a nuestros pies,
Y que la alegría
Se hundirá en la oscuridad
Del averno.
Y será,
Precisamente
Ese invierno,
Quien siembre la simiente
De nuestra primavera.
Morir hoy contigo
Para volver
A nacer mañana a tu abrigo.
Vivir, lo que me queda,
A tu vera.
No es, lo que ahora
Te quiero,
Lo importante.
Es lo que nos queda por delante.

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