Recuérdame que
diga tu nombre
El día de tu
tumba.
Que las luces no
se apaguen
Si el confeti se
acaba y la risa no despierta.
Quiero que siga la
fiesta,
Mordiendo a
pedacitos cortos cada uno
De los trozos
que me dejes (si aún te quedan).
Que nadie
respire el aire.
Que nadie
consuma nuestra piel.
Daremos media
vuelta cuando alguien
Cante en nuestra
voz para después vencerla,
Y si a alguien
se le ocurre otra cosa
Dile que ya no
hay sitio para otro más
En esta retina
crepuscular,
Que la dulzura,
La dulzura,
digo,
Ya no es pura,
Que tampoco es
púrpura la tela.
Ahora dame un
beso.
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