martes, 16 de diciembre de 2014

poesía nº 45

Dos niñas juegan a ser felices
escuchando el silencio de sus miradas,
sueñan intentar ser lo que son,
lo que olvidaron un día por el camino
que no pudo desandarse por miedo
a encontrarse con ellas mismas.
Encadenadas a su propio orgullo y apariencia
viven para una irrealidad nostálgica,
piensan inocentemente en lo banal,
lo efímero, en la imagen oculta
de la estrella fugaz que acaba
destruyéndose a sí misma.
Dos pequeñas rosas sueñan intentar ser lo que son.

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