lunes, 8 de diciembre de 2014

poesía nº 222

Solo quiero la eternidad de mi
Conciencia, lo eterno del momento
Detenido en el vacío de la
Pureza inocente de mi credo.
Solo quiero eso, no más, evitar
El claroscuro del límite incierto
De la duda opresora de la
Voluntad, ocupar el espacio etéreo
De mi voz con nada ajeno a mí.
Así, cuando acabe, este universo
Que se expande en mi interior seguirá
En lo propio de su esencia, siendo
Lo inmutable de mi ser, y estaré
Entonces en paz, fundido en el tiempo.

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