lunes, 1 de diciembre de 2014

poesía nº 26

No crecen las flores
donde antes crecían,
ni árboles se ven
donde antes se erguían.
El asfalto todo
se lo devoró.
No veo montañas
ni sus altas cumbres,
no hay gente en los bosques
ni humo en sus lumbres.
El asfalto todo
se lo devoró.
Ya casi no existen
esos ríos puros
de épocas pasadas
de tiempos más duros.
Las personas todo
fuimos destruyendo.
Tuve antes un monte
lleno de ilusiones;
aquel sueño iluso
ahora son visiones.
Las personas todos
me las destruyeron.
Vi una vez tu cara
en un transparente
cristal reflejada,
cuando aún mi mente
de aquella impiedad
sublime y hermosa
no pensaba fuera
cruel y horrorosa.
¡Qué engañosa puede
ser la apariencia!
Creo conocer
lo que tu me das,
nunca dando nada
siempre pides más.
Así fuiste tú,
así será el mundo.

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