miércoles, 26 de noviembre de 2014

poesía nº 49

A los pies caían las lágrimas.
Al cielo ascendían los suspiros,
y mientras, dos personas, una
que amaba, otra por ser amada,
miraban en la noche al prójimo
cual inertes estatuas rotas.
un corazón y dos pupilas
se iban acercando al mar
por un camino de amargura
sin fin, en un espectro de agua
que terminaba allí, a dos metros.
De fondo una música irónica
que decía la verdad, letra
maldita que adivinaba
el real y lúgubre presente
del desdichado inocente.
¿Quién fue quien tuvo la culpa?
¿Quién amó por amar? ¿Quién tuvo
ese amor por ser amado?
En largas noches de tormenta
muchas veces pienso en eso,
y aún pese a todo no consigo
la respuesta. Creo que nadie
la tuvo, que no existió nunca.
Más... ¿Quién causó tanto dolor?


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