domingo, 9 de noviembre de 2014

poesía nº 203

Quisiera recordar dónde está la huida,
Dejarte marchar como he dejado todo
Lo demás, llorar y dejar que las lágrimas
Limpien el barro que oculta el oro.
Quisiera soñar y soñar contigo,
Amar la vida y dormir en tus ojos,
Acariciar la piel que te cubre
El alma y después sentir tu sonrojo.
Podría decirte tanto, quererte
Tanto, besar tanto tus labios poco
Amados. No busco nada más que
Tu pureza, tú en todos los modos,
Todas las formas, todos los… y en la
búsqueda se me escapan las pistas
donde encontrarte. ¿Acaso podría
ser distinto? No quiero más de los demás
solo de ti, para luego quedarnos atrás
y verter la vida sin luces ni sombras,
solo de ahora. Te quiero, tanto
que negarlo solo me produce risa.
¿No estás aquí para eso? Quédate,
Sabes que es mentira lo contrario.
¿Y por qué no? Deshazte en mí,
Dilúyete en mí, como la brisa
Lo haría en el mar o el odio
En la muerte, calla tus palabras
En mi boca y con mi lengua, en la punta
De mis dedos temblorosos que se asolan
En el desierto. Y es por eso, lo sabes
Bien, que callo la locura de esta
Amargura con nombre de mujer,
Tu nombre, tu nombre insolente,
Tu nombre ajado en mi frase
Tantas veces repetida, tantas veces
Anhelada. Para qué negar lo evidente,
Siendo tu amante en mi mente
Solo consigo amarte de modo diferente
A como quisiera de verdad, en cuerpo
Y alma, en absoluto (eternamente).
Necesito tu amor, absurdas palabras
Sin tu presencia, para que comas
Todo mi cuerpo hasta morirte después,
Para que el suelo no se acabe debajo
De mis pies y no caiga al vacío
De mi soledad, de toda mi inmensidad.
Voy a dejarlo, solo, callado, yerto,
Buscando eso que duerme al lado
Y que nos mata poco a poco,
La misma llama que nos da calor
Y que consume la hoguera del hogar;
Voy a pensarlo, paciente, y luego voy a dar
Lo esencial de mí, que es tu amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario