viernes, 21 de noviembre de 2014

poesía nº 227

Cuando la razón me hubo abandonado
Pensé que se había muerto la mañana.
No fue el sol, sino el último átomo
Crepuscular quien dijo se acababa.
Después el tiempo vino a confirmar
Que lo eterno solo es un concepto para
Una racionalidad que se niega
A aceptar su naturaleza humana.
Y me quedé despojado de todo
Pensamiento como quien en el agua
Se desnuda de cualquier impureza.
Desnudo se sueña mejor que con pijama.
Hay quien vive solo para querer
Ser feliz y hay quien también vive para
Intentar sentir más, además de lo otro.
Así aprendí lo que hay en la distancia.
Así aprendí cómo se mide el tiempo,
Ese que decimos se nos escapa
Y que utilizamos como excusa
Para ocultar nuestro miedo a la llaga
Que nos pueda producir el fracaso.
Ahora ya sé cuando acaba la mañana,
Por qué termina y cuál es la verdadera
Razón; la misma razón que la mata.

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