miércoles, 9 de julio de 2014

poesía nº 303

El detalle es lo que marca la diferencia.
Paciencia.
Ciencia, suerte y voluntad.
Dominar el claroscuro del matiz sugerente,
la delgada línea del punto exacto
de tiempo y momento;
no equivocar la impresión silente.
Elemento minúsculo que guía una vida,
su senda a veces el camino a andar
me señala en el discernimiento dubitativo
del juicio inseguro aún por madurar.
Veía sus ojitos cerrados junto a la almohada.
Dulce.
Dulce su piel,
fundía su aroma al aire en la mañana.
La miraba.
La miraba y pensaba en su pecho durmiente de alhehí,
en su sonrisa mudita,
en la caricia dormida de su mano casi transparente.
Casualidad analizada
en provecho del acto contingente,
vestí de traje largo el instante
modelando en hecho diferencial
la arcilla del gesto intrascendente.
El valor añadido
que hace afín la perspectiva ajena.
Sentir el latir fuerte del corazón

en medio del silencio.

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