miércoles, 16 de julio de 2014

poesia 290

Hoy he visto en el centro del mundo el lujo, la puta y el ladrón. Hoy he visto al vagabundo en su infortunio estrellarse contra el muro de la desolación. Hoy he visto sin mirar y he mirado sin ver. Hoy he oído  sin escuchar y he escuchado sin oír. ¿Tanto importa la intención? ¿Tan ciegos somos a lo ajeno? La caridad de unos pocos no basta para dejar saciado el estómago del hambriento. Tengo el corazón de amor lleno y no hago absolutamente nada para vaciar de pena el alma de los demás. ¿Es mi sinceridad hipocresía? ¿Por qué es mi día la noche oscura del olvidado? ¿Por qué mi canto de juglar me recuerda al armónico vuelo de la mosca? ¿Por qué callamos todos la verdad? ¿Por qué? En el centro del mundo hoy he visto al brujo que no se inmuta reflejado en el cristal, sentado en el vagón. Cantaba sortilegios sin palabras mientras miraba a través de la ventana girar el mundo a su alrededor. Le he observado. Sonreía. Sonreía porque lo sabía. Conocía su burbuja inexpugnable y he pensado, ¡qué suerte la mía que el brujo es mi reflejo y la imagen que veo soy yo!

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