jueves, 1 de enero de 2015

el diván de los búhos: El rencor

Hola queridos y amados escuchantes del diván de los buhos. Welcome to everybody. Bienvenue a notre radio. Soy Iñaki Marañón, y hoy desde nuestra sección "la perrera", conjugaremos el plural en un afán multiplicador de sentir sin sisar todos aquellos movimientos corazoniles de sístoles y diástoles. Va por la S.

Porque la S nos hace ser más. Porque la S nos auna todos a una, como Fuenteovejuna. Un sonido que describe el viento sonoro soplante de diciembre, enero y febrero. Un sonido que nos hace callar, que nos llama la atención. Un sonido muchas veces sinsentido si no se sabe saborear su sisear.

Siempre señalando. ¡Ese!, con tilde y sin ella, como esa, aunque no tan multifacética como este éste... cuando esté, al este o al oeste, incluso al sur. Pero no al norte, que sin S se acerca el invierno. Siempre con ese. O con el otro. Porque para demostrativos ya está ésta, o esta otra. ¡Será por demostrar...! Si demostraciones es lo que nos sobra en esta sociedad sobreseida de espantos...

Una cosa, sinuoso escuchante, ¿Hace la S mirarse más el ombligo al ser humano? Porque no es lo mismo matar que matarse, querer que quererse, joder que joderse ¿Reflexiona esa letra en algo cuando se pone en el primer verbo, en plan... parachoques, o al final, en plan postdata? Que con su mayúscula en forma de gancho hace desdoblarse en muchos significados acciones simples que multiplican su efecto evocador. Como la gotita de agua que proyecta un prismático arcoiris con la luz de un sol naciente. ¿Tú también has pensado en Japón?

So pena su prestigio, la S es un as. ¡Sí! Porque sabe a sal. Porque da un chispazo de sabor a nuestras existencias simples.

Hablando de existencias, abnegado tú, dulces vosotros ¿Qué piensas de tu existencia? ¿Pondrías un aprobado al examen de tu vida? ¿Un cinquillo al menos? Aunque yo soy más de mus... echando un órdago a la grande, que la pequeña para los que la tienen pequeña, la expectativa de vida digo, ¡con un buen par! que el juego es lo que más cuenta y la vida, al fin y al cabo, es un juego que hay que jugar. A ser posible siempre para ganar, y siempre respetando las reglas. Como un... salvaslips en esos días en los que se es de la selección española... la roja.

Y hablando de selecciones, ¿Eres capaz de seleccionar tus sentimientos? ¿Te has planteado poder sentir lo que quieres y cerrar la puerta a esas emociones que te impiden avanzar? ¿Lo has intentado alguna vez? Dicen que no es posible... quizás tengan razón. Pero también es cierto que con entrenamiento los piragüistas esquivan las rocas de la corriente y llegan a la meta sin darse un cósmico tozolón.

Hoy quiero hablar de una de esas piedras. El rencor. Decía Friedrich Nietzsche que el remordimiento y el rencor es cosa de débiles. ¿Tú qué crees? Al fin y al cabo es humano, demasiado humano.

¿Quién no ha sentido rencor alguna vez? Sí, es cierto, todos somos débiles de vez en cuando. Todos nos hemos sentido pequeños alguna vez, pequeños como una avellana en el culo de un elefante, y justa, o injustamente, hemos deseado que el anticristo se llevará a alguien a las calderas de Mordor.

No merece la pena. Esa pena te conduce a un penal mental. Sé mental, pero para ser féliz. En esta vida todo lo que no es avanzar es retroceder. El tiempo es siempre una cuenta atrás. Solamente merecen la pena las piedras que construyen moradas y las que se lían en papel de fumar. Qué curiosamente también hacen moradas... las caras.

¡La vida puede ser tan bonita! Repito: La vida puede ser tan bonita la vida...No malgastes un solo pensamiento negativo que te haga más infeliz. No insultes a tu inteligencia, ni a tu corazón, con semejante atención hacia alguien que solo debe ser pasado. Por eso pido perdón, y por eso lo podo de mi pensamiento.

Enviadnos vuestras perrerías y vuestros ladridos al programa para que podamos compartir ilusiones, reticulines, linfaciones, pluviometros, lo que creaís más oportuno. Pero nunca bajezas. Por favor, bajezas no. Junto con el taylorismo deshumanizante y las suegras metomentodo, las bajezas es lo que más odio en el mundo.

Allí donde estéis, sí, a ti, y a ti y a ti también. Allí donde esteís, mi corazón está con vosotros. Porque en la perrera nos gustan todos. y nos gustan tanto, que nos gustan hasta los sosos.

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