viernes, 9 de enero de 2015

el diván de los buhos: el coste de oportunidad

Hola queridos y amados escuchantes del diván de los buhos. Welcome to everybody. Bienvenue a notre radio. Soy Iñaki Marañón, y hoy en nuestra sección "la perrera", se agasaja a la tan acaparada y aclamada vocal, amada de todos, amañada, rapada, tarambana hasta para atarla a la más alta atalaya.

La primera de todas, la más repetida, la que sueñan todos los estados. Y no hablo del gaseoso ni del sólido, ni siquiera del casado ni del soltero, sino la calificación de esas agencias que cual profesor ponen nota, y que a falta de una te engatusan a sus designios ofreciendo tres.

Como no, hablamos de la A. ¡Ala! ¡Qué maja, como la maja desnuda! Pequeñita tiene rabito, cual correoso ratoncito, y grande y un tablero, con dos, te hago una mesa con esmero.

¡Ahhh...! Sonido de mis suspiros, de mis bostezos. Letra teleológica y de complemento indirecto. De preposición propia hasta que nos la quitan, liposoluble vitamina antixeroftálmica que me muestras la luz que a veces busco y no encuentro.

¡Por Apis!Tú dirás cómo, pero yo ¡flipo! cuando me entero que en tu origen representas a un toro, con cuernos y todo, anterior al alfa y al omega, protosinaítico Aleph que inspiró a Borges sus nueces. ¿O ese fue otro?

Letra A...¡Eres tan sencilla! ¡No como los besos...!, que ni necesito los labios para tenerte en mi boca, solamente el aire que respiro y que como el ánima animal, salvaje, me anima a caminar con su halo sin peaje.

Hablando de peajes, todos pagamos un precio por todo, o mejor dicho, todo tiene un coste, el coste de oportunidad. Donde inviertes un recurso, dejas de invertirlo en otra opción. Si tú te quieres gastar los 100 millones de euros ¡que seguro tienes! en un cuadro, no te lo podrás gastar en... sobornar a un político corrupto. Y eso que seguro que los dos ¡colgados!lucen bien en la pared.

Este concepto de coste de oportunidad me enseñó que es importante saber elegir. Dulce radioescuchante, ¿crees que sabes elegir bien? Mejor dicho... ¿Crees que has elegido bien en tu vida? Incluso no elegir ya es una elección. Como es una elección lo que los chinos tienen a veces.

Yo, sinceramente, me he equivocado demasiado. Y no sé en qué. Porque lo he pensado. Así que ya no pienso. Ya no me preocupo. Solo me ocupo. Creo atisbar que la elección es más bien una apariencia armada de paciencia que nos engatusa con su ilusión. Como la democracia actual. Tampoco hablo de destino. No abordaré, como un pirata, ese plan infinito.

Lo qué sí es estúpido es pensar en la opción descartada, cuando la elegida no parece haber sido la acertada. Alegre oyente, no te comas la olla. Repito: No te comas la olla. Mejor comer otra cosa. Las cosas pasan porque pasa la vida. Al fin y al cabo solo se equivoca el que lo intenta, después de visto, todo el mundo es listo. Y para huevos, el de Colón.

Enviadnos vuestras perrerías y vuestros ladridos a perrerasladradas@gmail.com para que podamos compartir la luna, trabarantarillos, milongas, lo que creaís más oportuno. Pero nunca dolos. Por favor, dolos no. Junto con las baldosas rotas en un día de lluvia y las cabezas corridas de los tornillos, los dolos es lo que más odio en el mundo.

Allí donde esteís, sí, a tí, y a tí y a tí también. Allí donde esteís, mi corazón está con vosotros. Porque en la perrera nos gustan todos. Y nos gustan tanto, que nos gusta hasta el espanto.




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