martes, 16 de diciembre de 2014

chistes (193)

- Yo prefiero dar antes que recibir.
- Eso es maravilloso, usted es un hombre muy caritativo.
- No, soy boxeador.


¿Cuánto cuesta un café?
- 1,50€.
- ¿Y el azúcar?
- El azúcar es gratis.
- Bueno, pues quiero un café y dos kilos de azúcar



- Señor, ¿Cuál es su nombre?
- Jaja y me río.
- ¿De qué se ríe, pendejo?
- So soy tar tartamudo.
- Ah jajaja, disculpe señor Jaime Río.

poesía nº 45

Dos niñas juegan a ser felices
escuchando el silencio de sus miradas,
sueñan intentar ser lo que son,
lo que olvidaron un día por el camino
que no pudo desandarse por miedo
a encontrarse con ellas mismas.
Encadenadas a su propio orgullo y apariencia
viven para una irrealidad nostálgica,
piensan inocentemente en lo banal,
lo efímero, en la imagen oculta
de la estrella fugaz que acaba
destruyéndose a sí misma.
Dos pequeñas rosas sueñan intentar ser lo que son.

lunes, 15 de diciembre de 2014

el diván de los búhos: el miedo

Hola queridos y amados escuchantes del diván de los buhos. Welcome to everybody. Bienvenue a notre radio. Soy Iñaki Marañón, y hoy en nuestra sección "la perrera", nos sorprendemos con las visicitudes vitales que nos toca vivir, y a veces ventear, en esta vulgar, pero valorable, vida para valientes.

Como le pasa a la V. Letra avasallada, vivaz y veraz. ¿Porque la gente la ve como la B baja? ¿Con B alta o baja? ¡Cómo se escribe igual...! ¡Lee, como la marca de vaqueros! ¡Como el chino de las patadas! ¡No vistas de estatura tu voluble volumen de limitada verbalización! Vamos a ver que vemos en la TV, que después, los niños se vuelven vagos y su ortografía va a la UVI.

A mí esto me provoca como un vahído, me invade un desvanecimiento en la voz. No obstante, como rara avis, vis a vis, la V sale victoriosa, vencedora, porque no olvidemos, puede hacer vendetta, y ahí se nos va la bravuconada y nos venimos abajo, con B. Y es que no es casualidad que hasta tiene su signo digital propio."we are the champions" vociferamos a voz en grito cuando ganamos, vislumbrando con dos deditos una colina invertida.

Letra cuyo sonido en otros idiomas suena diversa, c'est vrai, Valery, c'est vrai, pero que su tono cambiante en español ya suena pedante. Y es que hay que tener varios ovarios, y mucho valor, para decir todavía volar (como con f)

Hablando de volar (como con f), dejemos volar la imaginación. Como seres humanos nos encanta. Deseos, ilusiones, hipótesis, creatividad... Es... maravilloso. Y no me digais ni dónde, ni cómo ni con quién. No os quiero robar ese pensamiento íntimo.

El problema es que a veces la imaginación nos conduce al miedo. ¡Miedito, miedito! ¿Quién no ha sentido miedo alguna vez? Hasta Juan sin miedo tuvo miedo, aunque fuese de unos peces de colores.

Todos los animales tienen miedo, y nosotros, incautos seres humanos, como los más animales que somos, lógicamente tenemos miedo. Muchas veces infundado. Por lo que pueda pasar y no pasa, por lo nuevo, por lo viejo, incluso por aburrimiento.

Además del miedo universal, cada uno tiene su miedo particular. Tú. Sí, tú ¿De qué tienes miedo? Yo por, ejemplo, no tengo miedo. No tengo miedo. ¡NO tengo miedo! Dicen que una mentira mil veces repetida acaba siendo una verdad.

Eso sí, nos mola el miedo enlatado. Sentirlo, pero para un ratico. Controlado. El grito, el exorcita, el aro, Rec. Películas que durante dos horas nos hacen estar más tensos que un gremlin en la expo del agua. A mí, lo que me da miedo, es el ministro de Hacienda.

Zombies, momias, vampiros... Seres medio vivos, medio muertos. Una vez le pregunté a mi abuelo si en la guerra civil no tenía miedo de los muertos. Me dijo que no. ¡Que valiente! Pensé. Me dijo que tenía miedo de los vivos, que eran los que podían disparar.

Amado oído que me escuchas, nunca tengas miedo. Repito: Nunca tengas miedo. No merece la pena, no te hará más féliz. Sé prudente, sí, miedoso no. Porque al final, da igual, dentro de cien años, todas nuestras cabezas calvas, y criando malvas.

Enviadnos vuestras perrerías y vuestros ladridos al programa para que podamos compartir alucinaciones, subterfugios, melicocentos varios, lo que creaís más oportuno. Pero nunca excusas. Por favor, excusas no. Junto con las falsas esperanzas y las piruletas de chorizo, las excusas es lo que más odio en el mundo.

Allí donde esteís, sí, a tí, y a tí y a tí también. Allí donde esteís, mi corazón está con vosotros. Porque en la perrera nos gustan todos. y nos gustan tanto, que nos gustan hasta los jovos.

domingo, 14 de diciembre de 2014

poesía nº 251

Nadie me dirá qué busco en los sueños.
Nadie me amará como tú.
La realidad a veces se invierte
y me deja despacio en otro espacio,
con la noche más noche,
sin la duda muda que antes me quitó la luz.
Volver al mismo sitio
sin nadie,
alguien que no seas tú,
y más allá de la noche
un espacio donde no encuentre los sueños,
los mismos que nadie amará
tan despacio, tan despacio
que parece no sentirse toda su magnitud.
¿Quién querrá decirme la palabra verdadera?
¿Cuándo extrañaré una sonrisa que no mienta?
¿Sabrás tú interpretar este lenguaje nuevo?
Aún recuerdo la memoria
como algo
que evoluciona los sentimientos
y que los vuelve viejos,
más viejos que el esperar un mañana
que antes de empezar ya sé que se acaba.
Y son precisamente esos sueños
lo que vivo más,
los que evolucionan los sentimientos
y los vuelve viejos aún más que ayer,
y probablemente más que mañana,
porque es hoy cuando me duelen
y es hoy cuando me vacían el alma,
porque son los que me mienten
cuando dicen que me quieren
sabiendo de antemano,
ellos tan bien como yo,
que son la sombra de una fábula.
Ahora solo quiero
descansar en tu regazo,
callar una voz que no es mía
aunque lo parezca
y después soñar,
soñar un verdadero sueño
que no sea el tuyo,
sino el mío,
y que me ayude a volver a sentir de verdad.


citas célebres (191)

Amar no es mirarse el uno al otro; es mirar juntos en la misma dirección.
Antoine de Saint-Exupery (1900-1944) Escritor francés.

La amistad perfecta es la de los buenos y de aquellos que se asemejan por la virtud. Ellos se desean mutuamente el bien en el mismo sentido.
Aristóteles (384 AC-322 AC) Filósofo griego.

Quien escribe gusta del halago, pero el 'escritor' en cambio, ha de aprender a gozar con el arrecio, con el golpe de martillo sobre el yunque de su obra. Sólo así podrá forjar aiestos.
Rafael Gibelli (1964-?) Escritor. Abogado y antropólogo uruguayo.


miércoles, 10 de diciembre de 2014

poesía nº 254

A veces sentí tanto amor
que pensé que cuando él se fuese
también me iría yo.
Después vi que tal vez no fuese tanto,
porque todavía estoy aquí,
y ese es un hecho que me dice
que probablemente deba seguir esperando
un poquito más,
pero no sé hasta cuando.
Lo que sí sé es que con el paso
de estos años lo poco
o mucho que del amor sentí
se me pasó lentamente,
despacio, y ya no acierto a saber
si lo perdí definitivamente, o no,
porque por mucho que lo busco
no lo encuentro y creo
que puedo haberlo olvidado.
El otro día alguien me dijo
que yo era demasiado romántico.
También algún otro día me dijeron
que el amor no se busca,
que eso se encuentra;
yo les dije que ya lo sabía,
pero es que cuando uno se cansa
de esperar se puede cometer la imprudencia
de querer enamorarse
de cualquiera de sus candidatas.
A día de hoy puedo decirte, sin embargo,
que te quiero (casi), y que te espero
(en la próxima estación,
por saber si tú también pagarás el billete
del amor),
callado (con voz bajita),
mirándote a los ojos (en la foto que te hice),
y un poco atolondrado
(por pensar que quizás ahora no me haya equivocado).

chistes (126)

¿Cuál es el animal que pone los huevos más grandes?
¡La avispa!


Esto son dos amigos que van paseando por la acera del congreso y escuchan que sale una voz de dentro:
-Ladrón, narcotraficante, estafador, delincuente,
y uno le dice al otro:
-Escucha lo que están diciendo los diputados
a lo que el otro le responde:
-No, es que están pasando lista.



Se encuentran un perro lobo y un oso hormiguero y el perro lobo dice:
-Yo soy un perro lobo porque mi madre era una perra y mi padre era un lobo.
-Pues yo soy un oso hormiguero.
-¡Anda ya…!