jueves, 19 de febrero de 2015

el diván de los búhos: la tentación

Hola queridos y amados escuchantes del diván de los búhos. Welcome to everybody, bienvenue a notre radio. Soy Iñaki Marañón, y hoy en nuestra sección "la perrera" exudamos desde las axilas al coxis textos conexos, anexos a la lex del dux y del codex.

Exacto, hoy reflexionamos sobre la... ¡X!. Letra misteriosa... Para mí, siempre fuiste una incógnita. Quizá porque soy de tu generación, tal vez miraba tu expediente... o porque veo las películas X-men, de extraterrestres. No lo sé. Llámalo X.

Letra de siglos desde los romanos, como el siglo XVII, que como transformista extemporánea pasaste de X a J, y ahora no sé si los mexicanos son mejicanos, y Texas lo que tengo encima del tejado / texado de casa.

Extraño. Excepto tú, ninguna otra letra es a la vez singular y plural. ¡Mi letrita unisex..! Siempre me recuerdas a las tallas. Y a las Ex... Y a las tallas de las Ex, que convexo ¡y sin-vexo! me expulsaban del climax.

Además, me confundes. Como el otro día, que busqué por internet la película "Triple X", esa del calvo de acción. Pero salió otro tipo de películas, otro tipo de acción, y el calvo era diferente.

Sí, queridos vosotros. Ya lo sé. Ya sé lo que estáis pensando. Lleváis todo el ratico ahí...¡Sexo! ¡La X es la cosa gramatical más sexual que conozco! Quitando el punto G. La X evoca sexo (alargar X) en la boca, sexo exhausto, sexo exótico. Sexo exponenciado al sexagesimosexto sextante. ¿Quizá porque la X también evoca a lo prohibido?

Lo prohibido... que siempre tiene su atractivo. Si juntamos los dos conceptos nos da como resultado la tentación. ¡La tentazione..! Parece un anuncio de helados italianos.

La tentación, que nos reta a nosotros mismos. ¿Quién no ha tenido nunca una tentación, grande o pequeña? Ese hormigueo físico y mental que nos hace dudar, ¡sudar! que nos hace mirar para otro lado por no ver lo que queremos, pero no debemos, ver.

Esos zapatos tan bonitos, morder, rascarse, la vecina... ¡No, la hija de la vecina! la chocolatina que lleva escrita tu nombre, el quesito... que por eso se ríe la vaca, el dinero, el poder...

Por lo visto, hasta Jesucristo tuvo su última tentación. Creo que eso es lo que le hizo humano. Y divino, el superarla. ¡Porque hay tentaciones que las carga el diablo! De todas maneras, no hay que tentar demasiado a la suerte.

Estimado oyente, nunca dudes de ti. Repito: Nunca dudes de ti. Porque en el resquicio de la duda se meterá el agua, y con mal tiempo, se hará hielo y te la cascará bien cascada. Porque si la tentación es duda ¿qué podremos decir de la más tetuda?

Enviadnos vuestras perrerías y vuestros ladridos a perrerasladradas@gmail.com, para que podamos compartir gamusinos, cubatas, tu cama. Lo que creáis más oportuno. Pero nunca impunidades. Por favor, impunidades, no. Junto con las minas antipersonas, y el filete de caracol, la impunidad es lo que más odio en el mundo.

Allí donde estéis. Sí, a ti, y a ti, y a ti también. Allí donde estéis, mi corazón está con vosotros. Porque en la perrera nos gustan todos. Y nos gustan tanto, que nos gustan hasta cuando me levanto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario