jueves, 2 de octubre de 2014

El diván de los buhos: Las creencias

Hola queridos y amados escuchantes del diván de los buhos. Welcome to everybody. Bienvenue a notre radio. Soy Iñaki Marañón, y hoy desde nuestra sección "la perrera", no me quiero morir antes de mencionar un murmullo que amamanta mi memoria desde mis mas primeras emociones neonatas. ¡Cántame una nana, mama! Le decia con la mirada a mi madre, y mi mama empezaba: mmm mm mmm mmm... Mi madre cantaba bien. Yo me dormía y soñaba feliz porque como aprendí más tarde, mi mama me mima. Mi mama me mima y mi mama me ama. Son las dos primeras frases que aprendemos en español. ¿y por qué, eh, os preguntareís ahora, con esta nueva duda generada? Antes de que Movistar y McDonald´s reiventasen la M, de que Magallanes se hiciese el estrecho, antes incluso de que Cómodo fuese un emperador romano y no un sofá, La M nos ha envuelto con sus murmuros de cariño y seguridad. Hay una cosa que me indigna, por cierto. ¿Qué es eso de "vaya eme..." para decir que algo es una mierda? Si algo es una mierda se dice ¡vaya puta mierda! pero mantengamos el respeto a nuestras consonantes, por favor.¿Qué pasa con nuestras letras, y con nuestros valores? y no estoy hablando de finanzas... Si mi abuelo levantase la cabeza de la tumba, aparte de acojonoarme un rato, diría: Porque los valores se están perdiendo... en mis tiempos.. otro gallo hubiese cantado... Abuelo, en el siglo de los Iphones lo que canta a veces no existe, y otras desearias que ni hubiese existido. Efectivamente, los valores están cambiando. Y muy rápidamente, por cierto. Los tortuguizados valores tradicionales judeocristianos comenzaron a girar como una peonza de punta de garbanzo y todavía no se sabe en qué punto cardinal terminarán su baile. El problema de tanto meneo y tanto zaleón es el tozolón que a veces se obtiene. Por muy buena que sea la Pepsi, la cola acaba esbafada si la tiras por un esbarizaculos. Valores desorientados en creencias debilitadas. Deseoso, deseado y deseable radioescuchante, ¿en qué crees? ¡Sí, tú! ¿En qué crees? ¿en Dios, en la amistad, en Hacienda, en Florentino Pérez, en el amor, en tu pareja, en la justicia, en la suerte, en el sexo, quizá en Alá, Buda o Jesucristo? ¿En todo? ¿En nada? ¿Es lo mismo un exceptico que un nihilista? ¡Señores!¡Señoras! ¡Hay que creer en algo! ¿En qué? Me da igual, elige tu cromo favorito. Porque es necesario creer para crear, crear para cambiar, cambiar para mejorar. Como el pueblo español. Yo, por ejemplo, creo en mí. Creo que soy guapo, simpático, amable, educado, un buen amante, divertido, inteligente, honrado, dinámico, orgásmico y muy majico. ¡Vamos, la hostia en pepitoria! ¡Chicas...! Si ya no creeís, aquí estoy yo para devolveros la fe en el nuevo hombre... Porque al final, en algo hay que creer para continuar. Y en los momentos más duros, pero duros como la cabeza de un maño, solamente la fe te salvará. Repito: solamente la fe te salvará. La fe que canta George Michael y anhela Unamuno. Por todo esto y mucho más, cuidemos la M. Por crecer con ella, callar con ella, cagar con ella. la M de mamá, y de papá; la letra que parece una montaña rusa, la envidia de la N porque es más larga. Enviadnos vuestras perrerías y vuestros ladridos al programa para que podamos compartir regurjitaciones haploideas, tamarindas, escatofónicas, destornillables, lo que creaís más oportuno. Pero nunca hipócritas. Por favor, hipócritas no. Junto con la zarzaparrilla (que no sé qué coño es) y la insoportable levedad del ser , la hipocresía es lo que más odio en el mundo. Allí donde esteís, sí, a tí, y a tí y a tí también. Allí donde esteís, mi corazón está con vosotros. Porque en la perrera nos gustan todos. y nos gustan tanto, que nos gustan hasta los locos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario