En la calle, en la acera,
busqué el camino que siguiese
en mí sin mí,
una duna de arena
cuyo límite no fuese mi condena
de esperar,
esperar.
¿Quién edificó un castillo dentro de mi cuerpo?
Un castillo de cartas,
unas cartas de papel,
papel mojado y roto
cuyas letras terminan siempre por desaparecer.
Y ahora aquí te busco,
Forma de mujer,
ansiando alquilar una habitación en ti
para que pueda dormir
al menos una noche en ella,
sentir tu piel por almohada.
¿Crees que me conoces?
¿Me conoces de verdad?
¿Crees en la verdad?
¿Has escuchado alguna vez de mi interior todas las voces?
Sin duda no lo dudo,
ya lo sé,
sé que no,
que no has escuchado la tuya,
la más bella,
la más pura,
la que engendra la hermosura en mi interior
y que nunca se calló.
Y ahora aquí te busco
en forma de mujer,
metáfora de amor con rostro femenino,
buscando mucho más
de lo que jamás encontraré, creo,
y perdiendo mucho más de lo que tengo.
En la calle, en la acera,
quise el camino que siguiese
en mí sin mí,
al menos una sombra de mi estrella,
y no supe hallarla, creo,
porque después de todo eso
solo me quedé con una sonrisa tonta y vieja.
Blog dedicado a la novela, poesía y literatura en español. También citas célebres de los principales autores y personalidades de la historia.
domingo, 5 de julio de 2015
lunes, 29 de junio de 2015
citas célebres (234)
Hay reproches que alaban, y alabanzas que reprochan.
François de La Rochefoucauld (1613-1680) Escritor francés.
Una máquina puede hacer el trabajo de 50 hombres corrientes. Pero no existe ninguna máquina que pueda hacer el trabajo de un hombre extraordinario.
Elbert Hubbard (1856-1915) Ensayista estadounidense.
No deja de ser humillante para una persona de ingenio, saber que no hay tonto que no le pueda enseñar algo.
Jean Baptiste Say (1767-1832) Economista francés.
François de La Rochefoucauld (1613-1680) Escritor francés.
Una máquina puede hacer el trabajo de 50 hombres corrientes. Pero no existe ninguna máquina que pueda hacer el trabajo de un hombre extraordinario.
Elbert Hubbard (1856-1915) Ensayista estadounidense.
No deja de ser humillante para una persona de ingenio, saber que no hay tonto que no le pueda enseñar algo.
Jean Baptiste Say (1767-1832) Economista francés.
domingo, 28 de junio de 2015
chistes (225)
- Oye, Pedro, ¿tus vacas fuman?.
- No, ¿por qué?.
- Entonces se te está quemando el establo.
Dos amigos:
- Oye, ¿qué tal pinta este verano?
- Pues tengo ganas de ir a Moscú, como el año pasado.
- ¿Ah, pero fuiste a Moscú el año pasado?
- No, también tenía ganas...
- Perdone, ¿es usted el jardinero?
- Si.
- ¿Cuando piensan arreglar los árboles del jardín?
- Cuando podamos.
- No, ¿por qué?.
- Entonces se te está quemando el establo.
Dos amigos:
- Oye, ¿qué tal pinta este verano?
- Pues tengo ganas de ir a Moscú, como el año pasado.
- ¿Ah, pero fuiste a Moscú el año pasado?
- No, también tenía ganas...
- Perdone, ¿es usted el jardinero?
- Si.
- ¿Cuando piensan arreglar los árboles del jardín?
- Cuando podamos.
sábado, 27 de junio de 2015
poesía nº 253
Cuando me dices a veces puede ser.
Otras me esfuma la idea alguna tontería.
Te sonrío casi como sin quererlo,
inapreciablemente sutil el detalle
medido y al volverme
giro la cabeza lo suficiente
para verte marchar en tu misterio.
Después te dejo incluso
fuera de mi cabeza hasta tu próxima imagen.
Cuando te digo a veces puede ser,
te dibujo tan despacio en mi memoria
que el trazo pierde espacio
desdibujándose tu figura
entre el papel y el que lo apura temblando.
Nunca te he llamado por tu nombre,
porque para mí lo importante
es sentir a la mujer sin denominaciones,
solo su influjo en esencia pura
y sin comparaciones.
Algún día alguien me dirá que todo lo perdí
intentando pintar tu retrato con la niebla
de mis sueños.
Algún día nadie me querrá porque todo lo di
esperando encontrar idealizado cualquiera
de mis besos.
A veces me equivoco, casi nunca dudo.
Otras me esfuma la idea alguna tontería.
Te sonrío casi como sin quererlo,
inapreciablemente sutil el detalle
medido y al volverme
giro la cabeza lo suficiente
para verte marchar en tu misterio.
Después te dejo incluso
fuera de mi cabeza hasta tu próxima imagen.
Cuando te digo a veces puede ser,
te dibujo tan despacio en mi memoria
que el trazo pierde espacio
desdibujándose tu figura
entre el papel y el que lo apura temblando.
Nunca te he llamado por tu nombre,
porque para mí lo importante
es sentir a la mujer sin denominaciones,
solo su influjo en esencia pura
y sin comparaciones.
Algún día alguien me dirá que todo lo perdí
intentando pintar tu retrato con la niebla
de mis sueños.
Algún día nadie me querrá porque todo lo di
esperando encontrar idealizado cualquiera
de mis besos.
A veces me equivoco, casi nunca dudo.
viernes, 26 de junio de 2015
citas célebres (233)
Las cosas no se dicen, se hacen, porque al hacerlas se dicen solas.
Woody Allen (1935-?) Actor, director y escritor estadounidense.
Nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber.
Albert Einstein (1879-1955) Científico alemán nacionalizado estadounidense.
Allí donde el mando es codiciado y disputado no puede haber buen gobierno ni reinará la concordia.
Platón (427 AC-347 AC) Filósofo griego.
Woody Allen (1935-?) Actor, director y escritor estadounidense.
Nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber.
Albert Einstein (1879-1955) Científico alemán nacionalizado estadounidense.
Allí donde el mando es codiciado y disputado no puede haber buen gobierno ni reinará la concordia.
Platón (427 AC-347 AC) Filósofo griego.
viernes, 19 de junio de 2015
poesía nº 317
Me encontré contigo cuando estaba perdido.
Me encontré.
Me cogiste de la mano
Sin preguntarme, ni juzgarme,
Por mis pecados,
Por la duda muda
Que a veces pesa,
Sin pedirme nada a cambio.
Y yo te di todo,
Porque el que todo recibe,
Todo debe darlo.
Me encontré contigo cuando estaba perdido
Y así ya estuve acompañado.
Me encontré.
Me cogiste de la mano
Sin preguntarme, ni juzgarme,
Por mis pecados,
Por la duda muda
Que a veces pesa,
Sin pedirme nada a cambio.
Y yo te di todo,
Porque el que todo recibe,
Todo debe darlo.
Me encontré contigo cuando estaba perdido
Y así ya estuve acompañado.
domingo, 14 de junio de 2015
El diván de los búhos: la comunicación
Hola queridos y amados escuchantes del diván de los búhos. Welcome to everybody, bienvenue a notre radio. Soy Iñaki Marañón, y hoy nuestra sección "la perrera" se dedica a todos los okapis, kiwis, y koalas; a los kenianos, pakistanies; brokers, jockeis, aizkolaris; a los de Pekin, Kioto, y Tokyo, a los que aman el Folk, el Punk, y el Rock. A Kiko, Koke, a Mark, a mi amigo Ricky, que con una F se hace un friky. E incluso a King Kong. Hoy, por supuesto, hablamos de la K.
Con su forma de manita, la K proviene de Kappa, la letra. No confundir con la prenda que hace volar a Superman. Y mucho menos con el verbo capar, que eso, más que kafkiano, sería un harakiri kamikaze al estilo vikingo.
Ca-si siempre asociamos su silueta a 1000. Da igual, metros que gramos, todos como hermanos la medimos para ver su evolución. Y así tomamos vitamina K, te comes un kebab, con kepchup o sin él, para que el bikini te quede bien, o jamón... Ya veremos si serrano o de York.
Kelvin le dio el frío absoluto ¿OK?, que ni con anorak se lo quitaba Nanuk, el esquimal, cuando iba en Kayak. Pero en literatura siempre es bien recibida, haciendo haikus en el teatro kabuki, con hombres en kimono color kaki. Como yo, Iñaki, que se piensan que soy japonés, pero soy de aquí.
¡ Y es que la K tiene un look tan Kitsch!, Es un Crack de letra. Ha venido de otros idiomas para quedarse con nosotros. Da igual, euskera, germano o japonés. Para mí son idiomas de karaoke kazako, porque en mi stock de conocimiento polidiota... perdón, políglota, ocupan puestos en mi ranking de Pokemon.
En poker también se utiliza, sobretodo con elementos monárquicos. Y aunque una pareja de reyes acaba siendo una caca, casi todo el mundo la desea como un huevo kinder, para ver qué sorpresa le depara el Pack. Ya que puede ser como un Khan kurdo, o un KO, dependiendo del Karma que toque.
Una vez pedí un Kit y me trajeron el coche fantástico. Otra, un jack para mi guitarra. ¡Y me trajeron un toro hablando chino!... Lo jodido fue engarcharle el instrumento...
Y es que es fácil confundirse cuando la comunicación tiene overbooking de información. Muchas veces equivocamos el mensaje por partir de perspectivas diferentes. Como cuando preguntas a uno por la calle Mayor y te responde que nunca las ha medido.
En un mundo donde la comunicación parece haber corrido demasiado, ésta se desvirtúa. Ya no miramos a los ojos a las personas, ¡espiamos su perfil en facebook!. Buscamos en un kiosko virtual el amor natural, pero no encontramos a la kiosquera, porque no habrá nadie que os quiera de verdad si no comunicas tu alma.
El canal, el receptor, el mensaje, el código, el contexto y el emisor son los elementos de la comunicación. Todos son importantes. Por ejemplo, para la paloma, el mensaje, para el cerdo, el canal. Y el emisor, para nuestro ombligo. Porque nos gusta más hablar que escuchar, más el ¡Porque yo..! que el ¿y tú que piensas? Que las opiniones ajenas parecen traérsela floja hasta al impotente.
Desde la Perestroika a la Troika no hemos cambiado tanto. Desde los yogures con hilos, pasando por los walkie-talkies, hasta el marketing de smoking, seguimos sin aprender la frase de Miliki ¿Cómo están ustedes? Y tampoco la respuesta ¡¡Bieeeen!!
Dulce escuchante, escucha y serás escuchado. Repito: escucha y serás escuchado. Porque como sabe todo buen homosexual, para dar, primero hay que recibir.
Remitidnos vuestras perrerías y vuestros ladridos a perrerasladradas@gmail.com, para que podamos compartir ukeleles, kriptonita, whiskies, vodka. Lo que creáis más oportuno. Pero nunca desesperanza. Por favor, desesperanza, no. Junto con los desahucios antihumanos, ¡y beber champán en una lata de aceitunas! la desesperanza es lo que más odio en el mundo.
Allí donde estéis. Sí, a ti, y a ti, y a ti también. Allí donde estéis, mi corazón está con vosotros. Porque en la perrera nos gustan todos. Y nos gustan tanto, que nos gustan hasta en esperanto.
Con su forma de manita, la K proviene de Kappa, la letra. No confundir con la prenda que hace volar a Superman. Y mucho menos con el verbo capar, que eso, más que kafkiano, sería un harakiri kamikaze al estilo vikingo.
Ca-si siempre asociamos su silueta a 1000. Da igual, metros que gramos, todos como hermanos la medimos para ver su evolución. Y así tomamos vitamina K, te comes un kebab, con kepchup o sin él, para que el bikini te quede bien, o jamón... Ya veremos si serrano o de York.
Kelvin le dio el frío absoluto ¿OK?, que ni con anorak se lo quitaba Nanuk, el esquimal, cuando iba en Kayak. Pero en literatura siempre es bien recibida, haciendo haikus en el teatro kabuki, con hombres en kimono color kaki. Como yo, Iñaki, que se piensan que soy japonés, pero soy de aquí.
¡ Y es que la K tiene un look tan Kitsch!, Es un Crack de letra. Ha venido de otros idiomas para quedarse con nosotros. Da igual, euskera, germano o japonés. Para mí son idiomas de karaoke kazako, porque en mi stock de conocimiento polidiota... perdón, políglota, ocupan puestos en mi ranking de Pokemon.
En poker también se utiliza, sobretodo con elementos monárquicos. Y aunque una pareja de reyes acaba siendo una caca, casi todo el mundo la desea como un huevo kinder, para ver qué sorpresa le depara el Pack. Ya que puede ser como un Khan kurdo, o un KO, dependiendo del Karma que toque.
Una vez pedí un Kit y me trajeron el coche fantástico. Otra, un jack para mi guitarra. ¡Y me trajeron un toro hablando chino!... Lo jodido fue engarcharle el instrumento...
Y es que es fácil confundirse cuando la comunicación tiene overbooking de información. Muchas veces equivocamos el mensaje por partir de perspectivas diferentes. Como cuando preguntas a uno por la calle Mayor y te responde que nunca las ha medido.
En un mundo donde la comunicación parece haber corrido demasiado, ésta se desvirtúa. Ya no miramos a los ojos a las personas, ¡espiamos su perfil en facebook!. Buscamos en un kiosko virtual el amor natural, pero no encontramos a la kiosquera, porque no habrá nadie que os quiera de verdad si no comunicas tu alma.
El canal, el receptor, el mensaje, el código, el contexto y el emisor son los elementos de la comunicación. Todos son importantes. Por ejemplo, para la paloma, el mensaje, para el cerdo, el canal. Y el emisor, para nuestro ombligo. Porque nos gusta más hablar que escuchar, más el ¡Porque yo..! que el ¿y tú que piensas? Que las opiniones ajenas parecen traérsela floja hasta al impotente.
Desde la Perestroika a la Troika no hemos cambiado tanto. Desde los yogures con hilos, pasando por los walkie-talkies, hasta el marketing de smoking, seguimos sin aprender la frase de Miliki ¿Cómo están ustedes? Y tampoco la respuesta ¡¡Bieeeen!!
Dulce escuchante, escucha y serás escuchado. Repito: escucha y serás escuchado. Porque como sabe todo buen homosexual, para dar, primero hay que recibir.
Remitidnos vuestras perrerías y vuestros ladridos a perrerasladradas@gmail.com, para que podamos compartir ukeleles, kriptonita, whiskies, vodka. Lo que creáis más oportuno. Pero nunca desesperanza. Por favor, desesperanza, no. Junto con los desahucios antihumanos, ¡y beber champán en una lata de aceitunas! la desesperanza es lo que más odio en el mundo.
Allí donde estéis. Sí, a ti, y a ti, y a ti también. Allí donde estéis, mi corazón está con vosotros. Porque en la perrera nos gustan todos. Y nos gustan tanto, que nos gustan hasta en esperanto.
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