jueves, 15 de octubre de 2015

Ahora ya da todo igual... pero era tan dulce tu querer...

A veces pienso que no estuve a la altura. Sin embargo, ese sentimiento no me ofende. Sé que es verdad. De todas maneras, poco importa. Si el tren pasó como pasa el viento a través de estas calles, o el tiempo sobre mi alma, que más da. El pasado es lo que no vuelve.

¿Pude haber estado a la altura? Sinceramente, y a largo plazo, no lo creo. No creo que hubiese podido negarme a mí mismo eternamente. No creo que todo esto fuese un error. Todo sucedió, todo pasó, porque tenía que pasar. Porque no puedes decir no al amor antes de empezar a amar como yo te he llegado a amar, a querer. Y sin embargo, los chispazos no pueden encender una hoguera permanentemente. Es necesario más combustible, más madera a la caldera, más constancia en medio del deseo, y más deseo en medio de la constancia.

Da tanta pena... ¿verdad? Que ni lo pienso. Mi cabeza todavía me permite eso, no escuchar al corazón por no terminarlo de rematar. Por no clavar más pequeños alfileres y evitar afiladas estacas, miro al sol radiante que indica dónde hay que mirar, donde está el punto de salida.

¡Me equivoqué tanto! ¡Y tantas veces! Que sólo esta ecuación me da como resultado que no había otra opción según estas premisas. Sólo el error era posible porque el problema estaba mal planteado. Ahora ya casi da igual. Y es ese casi el que todavía me preocupa, me inquieta y da esperanza, sabiendo de antemano que solo conducirá a la misma equivocación. Pero era tan dulce tu querer...

1 comentario:

  1. Sólo el error era posible porque el problema estaba "casi" mal planteado. Era tan dulce tu querer. Es hermosa realmente, me la quedo. Un abrazo desde la distancia.

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