miércoles, 8 de julio de 2015

El divan de los búhos: La diversidad humana

Hola a todos. Willkommen an alle. Benvenuti a tutti al canile. Hoy y sin que sirva de precedente, chillaremos allí,y acullá, sobre bullebulles, chiquillos, pullas, humillados..; pillados despollados, pillos infollables ¡bienfollados!, gallogallinas, o ¡ bellas doncellas de escote cuellidegollado!

De todos ellos, y de todos los murmullos en forma de lluvia, aullaremos el aullido incallable de la diversidad humana, a través de la LL. Letra qué, como las estrellas, sigue brillando incluso después de fallecida. Por cierto, soy Iñaki Marañón.Y tú, amado escuchante, ¿quién eres?

Amigos, el mundo se volvió pequeño. O eso parece. Ya no es lo mismo, porque muchas cosas han mutado y permutado. Hasta la letra elle, la doble ele, en su nombre de empedernida canábica, ha cambiado. Por ser doble ha desaparecido. El alfabeto se la fumó. ¡Pobrecilla! No pasa lo mismo con nuestros políticos talcualillos, que incluso duplicándose sus pillajes y pillullos, llenos de billetes y millones, piden, casi exigen, que les apoyes, con nombre y apellidos. Yo, ciertamente a muchos les apoyaría, pero sus pelotillas debajo de un clavo bellotillo.

La doble L ha ido perdiendo su sonido en post de la Y griega. La chica ye-ye venció. Y gracias a la tele y la radio, desde Madrid, arrolló con su ballet avasallador en una peculiar forma de conquista, adaptando lo local colonizador a lo global colonizado. Cierto, la simplificación de nuestro alfabeto se debe, sin duda, a la uniformización reductora de la globalizaciòn, en un estallido fallido por hacer más sencillo este mundo, más de llanto y llanta, que de canto y de yantar.

Y claro, esta reducción de categorías conlleva, como el típico rollo de pandilla de wassap, a perder los matices, llegando a apabullantes malinterpretaciones portadoras de futuras cuchilladas. Como pensar que Podemos es solo un partido político y no lo que dice el jardinero, el PSOE, socialista, y no un peso ¿eh?, el PP, ¡del pueblo!, y no un José cualquiera. E Izquierda Unida, eso, unida.

Empequeñecemos los conceptos llamándolos con una sonrisa de condescendencia. Da igual, una etnia indígena, una tribu urbana. O un error al que le queremos quitar importancia. ¡Qué majillo! ¡Mira que gitanilla! ¡Y el hisptercillo, con su barbilla! ¡Y Encarna después de despertar, que empanadilla lleva...! No obstante, cuidado, hay casos ambiguos, como perder el rastrillo en el rastrillo, la mascarilla más carilla, ¿una raya de coca o rallar una coquilla? ¡y peor!, que te pidan el... anillo y te acaben dando por el culillo.

Multiculturalidad. ¡Si hasta la palabra es un embrollo! Eso lo sabe cualquier pollo de gallinero. De todas formas, me da igual que mi piedra preciosa sea solo un ladrillo, si a mi me maravilla. En el mundo somos muchas las flores que hacemos este jardín.Y no todas belladonas, llantén, callecalles o llaretas. Algunas somos cebollas, y solo necesitamos un pequeño espacio donde arrullar.

¿Follas o fallas? Pregunta destornillándose el bellaco pelusilla. Yo soy más de Sanfermín, y la feria de Abril, gilipollas. Responde de boquilla el ladilla al que se le encasilla de polilla, simplemente porque es discreto y calla donde mete lap...olla en lugar de farfullar payasadas. Esto, querido radioyente, también es diversidad. Diversidad de opinión, de carácter. Diversidad entre el perro bullicioso y el callado bonobo.

Dijo Paco Martínez Soria: Hacer reír es una bella forma de hacer el bien. ¡Gran frase, llamativa! Curiosamente, en nuestra diversidad, reír, es un rasgo común desarrollado en toda la especie humana. Como la estupidez, o como las ganas de hacer aquello que estás pensando, pero que no diré.

Remitidnos vuestras perrerías y vuestros ladridos a perrerasladradas@gmail.com, para que podamos compartir challullas, vellosillas, velludillos, llaullús, botellas. Lo que creáis más oportuno. Pero nunca insultos. Por favor, insultos, no. Junto con la puta madre que te parió, y lo cabrón mierda seca que eres, los insultos, es lo que más odio en el mundo.

Allí donde estéis. Sí, a ti, y a ti, y a ti también. Allí donde estéis, mi corazón está con vosotros. Porque en la perrera nos gustan todos. Y nos gustan tanto, que nos gustan hasta los llollos.

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