Blog dedicado a la novela, poesía y literatura en español. También citas célebres de los principales autores y personalidades de la historia.
domingo, 27 de abril de 2014
chistes (64)
- Mamá, mamá en el colegio me llaman L´oreal
- ¿por qué?
- Porque yo lo valgo
Se abre el telón y aparecen 3 ratas y 5 panes, se cierra el telón.
¿Cómo suena la canción?
ratapanratapanratapanpanpan
1er acto: Sale un hipopótamo de 10cm de altura.
2do acto: Sale un hipopótamo de 1mtr de altura.
3er acto: Sale un hipopótamo de 4mtrs de altura.
¿Cómo se llamó la obra?
Hipocresía
Cómo crear humor (7º): Humor local & humor universal
Humor local
¿Cómo se
puede distinguir un pamplonés en medio de una playa nudista?
Porque en la mano lleva una chaquetilla por si refresca....
Porque en la mano lleva una chaquetilla por si refresca....
Hasta te puede hacer gracia el chiste si eres de Pamplona. Si eres
de Tokio y nunca has estado en Pamplona o el norte de España, no sabrás a que
viene la cuestión.
Según la web
“Humor Sapiens” (ver en http://humorsapiens.com/conceptos-basicos/clasificaciones-del-humor)”el
humor local, como indica el término, está ligado, y limitado, a un
determinado contexto espacial y sociocultural.
Esos límites pueden ser tan amplios o reducidos como los de un
país, o incluso un colectivo de trabajo, de estudio, un grupo de amigos, una
familia, etc. El material humorístico surge de anécdotas, situaciones, hechos o dichos que han tenido lugar en ese contexto, y no tendría sentido fuera
de él. Exige una complicidad específica, que es la de quienes saben a qué se
hace referencia con ese humor. Tiene por tanto, dentro de sus límites, una doble virtud como
factor de cohesión: la que tiene siempre el humor, y la de esa particular complicidad.
Humor universal
Van dos peces por el mar y le dice uno al otro:
- ¿Tú sabes que sólo tenemos un segundo de memoria?
- ¡¿Qué?!
- ¿¿¿¡¡Qué de qué!!???
- ¿Tú sabes que sólo tenemos un segundo de memoria?
- ¡¿Qué?!
- ¿¿¿¡¡Qué de qué!!???
Como no será muy complicado de entender, el humor universal es el
contrario del local. Es el que no tiene límites ni barreras y puede ser
entendido en múltiples momentos y lugares. Un humor que no suele fallar porque
es para “todo el mundo”. Sería diferente del humor blanco en el sentido de que
el humor universal alcanza a más territorios, y el blanco “niveles y estratos sociales”.
Si en tu vida sueles relacionarte con gente de distintas regiones
y países, habrás observado alguna vez esto del humor universal. Cosas,
gracietas que lo entienden personas de lugares muy dispares, y otras que solo
las “captan” personas de una determinada cultura, zona geográfica, religión,
deporte…
A modo de conclusión, decir
que conocer los distintos tipos de humor que se pueden utilizar dependiendo de
las situaciones, compañías o lugares en los que te encuentres es fundamental,
porque un tipo de humor puede no funcionar en un determinado contexto, o al
contrario, puede triunfar más porque se ajusta a las características de donde
te encuentres.
poesía nº 281
Dulce amor, dulce amor,
¿Dónde dejaré el hospedaje de tu vientre?
Hoy todas las amapolas se tiñeron de tu nombre,
Princesa, último rincón de mi reposo.
¿Cuántas veces he escuchado contarte despacio,
a solas?
Las olas van y vienen pero las caracolas
ya no callan tu mar.
Dulce amor, dulce amor,
¿Cuánto te quiero esta noche?
¿Tú lo sabes? Yo ni lo sé.
El aire hiere la espera del contacto
de tu aroma
en esta redoma que me corroe.
Mañana soñaré que todo fue hermoso
en la imagen de tu caricia,
y el espejo certificará mi asombro.
Dulce amor, dulce amor,
¿Tantas serán las horas de este goce, de este penar?
Te quiero como nunca te he querido
y como siempre quisiera quererte,
en medio de este olvido que no quiero querer,
en medio del suspiro de esta piel que me cubre
con la boca de tu alivio.
Mañana será otro día,
hoy apuro mi suerte a tu suerte,
caigo fuerte y me levanto,
y mientras tanto obvio
tu ausencia por no verme sufrir.
Hoy te quiero, dulce amor, dulce amor,
después Dios dirá en su reino de cristal.
Las aceras guiarán mi paso
hasta tu umbral, y al cruzar
la acequia de esta huerta seca
el agua regará la tierra muerta
de este alma aún por cultivar,
de este mar aún por navegar.
Hoy te quiero dulce amor, dulce
amor,
hoy te quiero y no te quiero soñar:
te quiero porque no haces sentirme extraño,
sentirme especial en el silencio
de una luna llena que nunca a de menguar.
La voz más pura,
el hilo de la tela que me cubrirá,
la nana que me acunará,
la inocencia en su alborozo.
el espíritu de los tiempos (25º)
Me has puesto entre los
derrotados. Sé bien
que no ganaré, que no
podré dejar la partida. ¡Me echaré
en la charca, aunque
no sea más que para irme al fondo!
¡Jugaré al juego de mi
propia ruina!
Apostaré
cuanto tengo; y cuando haya perdido lo último, me pondré a mí mismo.
Entonces, ya arruinado del
todo, habré ganado.
R.
Tagore
Separé mis labios de su boca para acercarlos a la botella
y darle un buen trago. Hacía frío y quizás la mala ginebra podría quitármelo
momentáneamente. En el callejón unas raquíticas farolas intentaban sin
conseguirlo iluminar lo poco que había de iluminable. Un perro cruzó a nuestro lado oliéndome la cabeza para luego
marcharse a otra parte. Había bastante silencio, roto solamente por el paso
fugaz de algún coche que en la calle paralela cruzaba ajeno. Miré alrededor, un
par de cubos de basura y unas cuantas bolsas esparcidas por el suelo eran los
únicos muebles que la poblaban. Volví a besarle, seguía teniendo los labios
fríos y llagados. Se levantó y comenzó a andar lentamente, cojeando de su
pierna derecha, se giró hacía mí e intentó sonreír, pero su rostro solo mostró
una mueca mal formada que a duras penas podía expresar algo. Lo poco que
quedaba dentro de la botella lo apuré de un trago largo. Daba igual, más,
menos, una vez que el círculo se cerraba lo trivial era intentar buscar el fin.
Intenté buscar en la memoria algo que recordara un suceso semejante, un hermano
lejano del momento que estaba viviendo, pero no había nada. Sentí una extraña
sensación en el estómago y me eché a un lado para vomitar, luego volví a mi
posición inicial tumbándome sobre la sucia acera. Al cerrar los ojos la imagen
difuminada anterior se detuvo por un momento en un plano fijo antes de retomar
la misma imagen en la oscuridad de los ojos cerrados. Quería dormir, cuánto
antes mejor, olvidar el dolor del cuerpo y la duda de la mente, no quería tener
que pensar, intentar encontrar algún tipo de punto de apoyo donde poder
agarrarme sin quemarme las manos. En un gesto inconsciente, como sin querer,
abracé la botella vacía contra mi cuerpo y me dormí sin poder soñar con nada.
Al despertar estaba solo, Isaac se había marchado a
alguna parte, ya volvería. Miré la botella vacía que todavía tenía sobre el
pecho y la tiré contra el cubo de la basura sin conseguir alcanzarlo. Sentí un
extraño sabor en la boca que ya me era familiar, busqué en alguna bolsa
cualquier cosa que poder introducirme en el estómago, pero esta vez no hubo
suerte y decidí caminar. La resaca se había alojado omnipresente en mi cabeza y
el estómago pedía a gritos algo que engullir, no había ni una mala botella que
pudiese hacer olvidar el malestar físico que abotargaba mi cuerpo y lo
abarrotaba. Aquel era un barrio poco conocido, eran casas de tres o cuatro
pisos, de fachada sucia, un poco grisácea, donde muchas de las paredes estaban
pintadas con graffitis de llamativos colores. Por suerte pude encontrar algo
que comer, siempre había algo aprovechable donde parecía no haber nada. A veces
esto me hacía recordar aquello que al principio en Martaux, cuando conocí a
Isaac, me contó sobre “sin patillas”, aquel individuo que hacía escultura con
la basura porque no tenía dinero para hacerlo con otra cosa, “el arte del
desperdicio” le gustaba llamar a Isaac; ahora yo también sabía que de ahí se
podía sacar algo más imprescindible.
Con algo en el estómago y con la cabeza más despejada
pude comenzar a recordar pequeños fragmentos de la noche anterior; miré al cielo
y observé que continuaba igual de azul que el día pasado cuando lo había
mirado, poco antes de que en mi cabeza se hiciera de noche y ya casi todo fuera
oscuro, Isaac se acercó hasta el límite de mi cuerpo y me traspasó sin
preguntar por la frontera que había perdido todo el sentido de la realidad
desdibujándose. Qué más daba, en un descuido había esbozado casi
ininteligiblemente en un susurro algo semejante al amor o la amistad, o a la
soledad (a veces se parecen tanto), y entre los grados de alcohol su aliento
había penetrado en mi boca formando un todo compacto de ginebra. Todo lo demás
vino por inercia, una sucesión para encontrar la respuesta adecuada a la
pregunta, el hecho de que me la hiciese ya me resultaba extraño y requería su
tiempo. ¿Realmente podía ser cierto? No lo sé, la duda era lo único cierto.
Ahora se veía claro, todos estos años no habían sido más que un tupido velo al
miedo del qué dirán, que dirá, y qué importaba si en Martaux era lo habitual,
uno más no habría sido la excepción en la casa. De hecho, desde aquel día en
que había sorprendido a Serban y Yerkari dentro de aquella cama los pocos
prejuicios que había podido tener acerca de la homosexualidad se habían
disipado por completo; sin embargo nunca había ni siquiera imaginado que yo
pudiese hacer algo parecido. Ahora se veía claro por qué Isaac no había estado
con ninguna mujer en Martaux, todo este tiempo rodeado de un silencio
solitario, él, que siempre había sido indiferente a la opinión de la gente,
pasivo ya de casi todo y olvidado por lo restante. ¿Y yo? Uno más entre la más
absoluta nada de la sociedad, despreciándonos recíprocamente, ella y yo, yo y
ella, luchando por seguir en la derrota inamovible de la posición que ocupaba,
literalmente al lado del cubo de la basura. ¿Qué había sido de los sueños?
También ellos parecían algo casi olvidado por el peso de la dejadez, la idea
obsesiva del último año circundando incesantemente alrededor de las orejas que
ocupaba el tiempo muerto de mi cerebro a todas horas. Sin embargo era curioso,
llegaba en un momento en que todo aquello parecía perder la importancia que en
un principio debía tener para convertirse solo en una elucubración mental
mecánicamente repetida. ¿Qué importaban mis sueños? ¿Qué importaban todas las
historias, pasadas? ¿Qué importaba que Isaac me besase, me hiciese el amor, me
acariciase como a su amante? Todo parecía mejor que estar solo.
citas celebres (92)
Sólo es pobre aquel que siempre desea más.
Mariano Aguiló (1825-1897) Poeta español.
Muchos vencimientos han ocasionado la consideración, y muchas victorias ha dado la temeridad.
Francisco de Quevedo (1580-1645) Escritor español.
De males a bienes dicen que se pasa fácilmente; pero de males a males, digo yo que es más frecuente.
Pedro Calderón de la Barca (1600-1681) Dramaturgo y poeta español.
Tienes que amar la lectura para poder ser un buen escritor, porque escribir no empieza contigo.
Carlos Fuentes (1929-2012) Periodista y escritor mexicano.
Cuando se está enamorado, comienza uno por engañarse a sí mismo y acaba por engañar a los demás. Esto es lo que el mundo llama una novela.
Oscar Wilde (1854-1900) Dramaturgo y novelista irlandés.
sábado, 26 de abril de 2014
chistes (63)
Dos muy machos:
- Y tú ¿Cómo tomas el consomé?
- Con un huevo dentro.
- ¡Huy! que postura más rara…
¿¡Mama, mama! ¿Qué día nací yo?
- El 8 de octubre.
- ¡Anda, el mismo día que mi cumpleaños…!
¿Qué le pasa a una vaca si se come un cuchillo?
¡Que la leche la sale cortada!
poesía nº 200
Y no sé, del
amor, cuántas lágrimas
Han nacido, si
acaso el tiempo diario.
Respirar tu
momento al momento
De exhalarlo, de
sentirlo amado,
Ver en ti lo que
se me fue lejos
Pero que aún
permanece a mi lado
En tu persona,
mía o tuya, ya
No lo sé, de los
dos, y que sin embargo
No pertenece a
nadie porque se
Marchó. Cuánto
amor gastado
En la rutina de
la vida, muchas
Veces sin pasión
(tal vez adormilado
Sentimiento
abstracto), tantas veces
Sumido en el
sueño de tus brazos.
Para qué decir
que te quiero (como
Si no lo hubiese
ya demostrado),
Qué más da
callarlo, si ya lo sabes;
Años en tu
almohada y tus zapatos
Sosteniendo tu
sombra y claroscuro
Para querer ver
tu muerte despacio.
Por eso cuando
caigas levántate
Y camina,
levántate llagado,
Dolorido,
alegre, famélico,
Cojo, susurrante
o sonámbulo;
Pero levántate,
que quiero verte
Cerca, necesito
verte a mi lado
Eternamente,
porque ya no soy
Yo sin ti; por
eso, mi querido amado.
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