martes, 17 de diciembre de 2013

231



He vivido toda mi vida
A cuenta de los demás.
He reído,
Bailado,
Me he emborrachado
A cuenta de los demás.
He conocido,
Sentido,
Arengado,
Incluso he dado lecciones
De filosofía vital,
De saber estar,
A cuenta de los demás.
Me han llamado maestro,
Y solamente por mis palabras.
¿Quién me salvará,
Sino tú,
De mí mismo?
¿Quién levantará mi bandera,
Sino tú,
Cuando la verdad descubra mi careta?
Perdóname,
Mi amor,
Por haber sido una marioneta de humo.
Hay descenderé de mi pedestal de papel
Para ser un hombre de carne y hueso,
Y te daré
La realidad de mi persona.
Acurrúcame,
Abrázame fuerte,
Porque hoy
Empiezo a existir,
Y el frío
De esta nueva realidad
Me hace buscar tu calor.
¿Quién quiero ser yo,
Sino acaso
La proyección de tus sueños?

lunes, 16 de diciembre de 2013

Donde los niños pierden la ilusión

Donde pierden los niños la ilusión
Ya no brillan igual las estrellas.
Olvidada la ilusión
El tiempo
Hace a las formas pasajeras.
Pasajera la ilusión
Como forma conceptuada
De encarar la existencia,
Niños olvidados
Perdidos
Estrellados
Condenados
De antemano
Sin manos
Para pedir justicia
Ni piernas con pies
Para levantar la voz
Que rompas su cadenas.
Bombas.
Bombas grandes y pequeñas.
Minas y mineros.
Minaretes
Crucifijos
Pollas hambrientas
Que compran
Infancias con dinero,
Vil metal que torna al pecado caballero.
Donde pierden los niños la ilusión
El ser humano
Se vuelve rastrero.

“She only want to give me two flowers”



“She only want to give me two flowers”.  Desconsolador.  Eso le dije. Si me habían dado dos flores ¿por qué no le di ninguna a ella? Parece  que no le molestó mucho. Sin embargo,  hasta que varias semanas más tarde su orgullo de mujer herida no me recordó la mirada galante que entonces me otorgaba, no pude comprender la verdadera dimensión de mi acto. Dos hermosas flores de color púrpura. Tampoco fue mi culpa que estuvieran tres mujeres. Al fin y al cabo siempre hay una primera, una segunda y una tercera. Pero ser el último no gusta y menos ser última ante un hombre. Con una flor hubiera coronado a mi reina y con dos flores sólo conseguí una derrotada. Pese a todo ella era mi elegida. Con una flor ella hubiera sido mi reina y con dos la ofendida; no podía calificarla junto a las otras ya que ello siempre hubiera supuesto una categorización a la baja. Me escudriñó con su mirada galante y me respondió “ Never mind”.
Pero las cosas importan. Todas las cosas importan, y algunas, más que otras. Todo merece su espacio y su consideración, todo debe valorarse en su justa medida,  porque luego las tasaciones deficientes pueden provocar pequeñas bolas de nieve que van creciendo hasta que son más grandes que uno mismo y ya no se puede parar.
Ahora no sé cómo parar la bola de nieve. Ha crecido tanto que tengo miedo de que pueda romper algo, y también tengo miedo porque ya no recuerdo muy bien qué hay dentro de ello, y si puede ser peligroso destrozarla en un acto heróico.  Madalina se ha quedado durmiendo, abrazada a la almohada. Yo me he levantado a fumarme un cigarro y ver cómo se expande el humo por la habitación, pensando. La he mirado y he comprendido que quizás hubiera debido darle una flor, después de todo, tenía dos y tampoco hubiera importado mucho. Aunque este solo pensamiento me molesta un poco, porque significaría que me equivoqué y considero que todo este tiempo no ha sido una equivocación sino un periodo de aprendizaje experiencial. ¿A caso el agua y el aceite se pueden juntar? Yo pensé (iluso) que sí, y ahora fumándome este cigarro observo que no. Es pura lógica científica. Dos  más dos suman cuatro, no cinco.
Madalina ha abierto un ojo y me mira como el cíclope a los argonautas, ensimismada. Comprende la situación e intenta esbozar una sonrisa que yo sé sólo tiene lágrimas dentro. Al fin y al cabo me ama, y aunque le duele no lo puede evitar. Yo tampoco quiero evitar que me ame, y le miro con la misma sonrisa tan perfectamente estudiada que su ejecución ya se ha convertido en un gesto natural que forma casi parte de mí mismo. Pobre Madalina. En el fondo la aprecio, de verdad ella también  es consciente de mi aprecio por ella, aunque eso no le basta y yo sé que no es suficiente. Algún día, cuando volvamos los dos la mirada a este tiempo valoraremos de forma diferente este mismo momento que ahora estamos viviendo; ella quizás como algo que pudo ser y no fue, yo como una consecuencia lógica de mi devenir histórico. El cíclope a cerrado el ojo a la espera de su ya pronta herida crucial.
Apago el cigarro muerto. Miro la ventana. Fuera luce un precioso cielo azul que me anuncia la pronta primavera. Pienso que en mi lejano hogar las flores están a punto de nacer, que su semilla ya está germinando. En el florero dos hermosas flores púrpuras comienzan a marchitarse. Indicio premonitorio de un amor casi caduco. Me vuelvo a meter a la cama y la abrazo. Ella también me abraza pero con más fuerza, como si con su abrazo me diera su alma en posesión. La miro y cierro los ojos pensando que ya no está. Ella me sigue mirando, lo sé, aunque ya sin su sonrisa, y pienso, y me pregunto, por qué, señor, me duele tanto no querer.

domingo, 15 de diciembre de 2013

326



Dormido el cetáceo
El pez pequeño nada tranquilo.
Nadar en el mar es fácil,
Cuando las olas en calma
Ya no mantienen en vilo.
El filo sin brillo
De la navaja desgastada
Provoca menos miedo
Cuando dormida
Descansa en el bolsillo.
Sin embargo,
Tarde o temprano,
El volcán
Siempre despierta.
Y cuando despierte
¿Quién protegerá?
La lava y la ceniza
Produce una herida abierta
Difícil de cicatrizar.
Siento que soy tan pequeño
Como el viento
Que no apaga una vela.
Siento una daga punzante
En mi alma de navegante.
Pese a ello,
Buscaré y encontraré
La manera
De mantener
El instante más bello.
El latido de tu corazón
Es el motor
Que me recuerda
Que merezca la pena
El destello de lo vivido.
Sé que algún día
La tierra se abrirá a nuestros pies,
Y que la alegría
Se hundirá en la oscuridad
Del averno.
Y será,
Precisamente
Ese invierno,
Quien siembre la simiente
De nuestra primavera.
Morir hoy contigo
Para volver
A nacer mañana a tu abrigo.
Vivir, lo que me queda,
A tu vera.
No es, lo que ahora
Te quiero,
Lo importante.
Es lo que nos queda por delante.

viernes, 13 de diciembre de 2013

somos



Yo sé que tú no sabes,
Y tú no sabes que yo no sé.
No sabes;
No te siento,
No te huelo.
Ya casi ni te veo.
A veces te oigo,
Y otras incluso te escucho.
Tú, en tu estado,
Yo, en el mío.
Cada uno por su lado,
Y sin embargo,
Los dos en un solo destino.
Siento cómo soy tú.
Los dos somos lo mismo.
Te respetaré y cuidaré
En la salud y en la enfermedad,
En la riqueza y en la pobreza,
En lo bueno y en lo malo,
En lo divino y lo profano,
En invierno y en verano,
Hasta que la muerte nos separe
Y nos una el planeta en un átomo.