lunes, 10 de marzo de 2014

9,8 m/s (al cuadrado) (VIII/2)



De verdad te digo que odio conducir de noche, y eso que hubo veces que no estuvo nada mal; el coche rápido, que más que correr volaba, y nosotros dentro, que la música rebotaba entre las cabezas y luego salía disparada por la ventana. Aquello sí que era vivir. Sin embargo nunca me acostumbraré, que le tengo cierto respeto, que tú no estabas aquel día cuando se nos cruzó, pero que nos dimos una vuelta entera y nos quedamos mirando al río. Boni se puso blanco y tuvo que sacar la cabeza por la ventanilla. Lo que no le perdono es que me manchase la puerta y al día siguiente lo tuviese que limpiar yo, con lo fácil que hubiese sido que la hubiese abierto y hubiese salido.

 ... círculos. Al final todo se reduce a círculos. Círculos de colores. Círculos viciosos. Círculos concéntricos. He perdido el tiempo, porque siempre llego al mismo sitio, lo que sucede es que ahora son más grandes... es posible... o no... no depende de mí, supongo.

 No hay más que esperar. O eso me dijo. Decía que esta vida era esperar. Solamente. Esperar a crecer, esperar a hacer tu vida, esperar a la vejez y esperar a la espera final. No estoy muy seguro, quizás tenga razón a veces, pero en el fondo creo que eso es perder el tiempo, el poco que tenemos. En la vida no hay que esperar, hay que ir a buscar. Tú lo sabías bien....

 Ahora cuando los días sean más grandes te echaré de menos, sobre todo los que fueron nuestros. Es cierto que de todo aquello hace ya mucho tiempo, o quizás no tanto, solo sé que te echaré de me-nos. No hacíamos mala pareja cuando bailábamos. Cuando llegue allí me gustaría ver a alguno de todos estos, para no sentirme extraño. Seguro que habrá algún periodista y esos amigos franceses de los que a veces me hablabas en las cartas. Sin embargo yo querría ver a Yolanda, o a Ekaitz, o a Keyta, pero París está muy lejos y además tendrán algo que hacer, o no podrán ir. Cuando los días sean más grandes con su cielo azul y el sol más caliente me acordaré de nosotros y de ti en el pantano pintado, diciendo que como la luz del verano no podría haber ninguna. Luego sonreías.

 ...los de la generación precocinada. Eso nos llamó, y en el fondo puede que hasta tuviese razón. Hablaba y hablaba. No me acuerdo ni de su nombre. Me lo imaginaba con pelo blanco y largo, sentado en una silla negra, con el micrófono, diciendo cosas del microondas  y pizzas. Por lo visto venimos enlatados, solo es cuestión de calor concentrado. No hay que preocuparse, los   ingredientes son responsabilidad de los demás, no tuya. Aquel sociólogo parecía que sabía, sólo se le olvidó decir que algunos individuos vienen en envases defectuosos.

 Ya no escribiste más poesía. Un día me dijiste que ya no lo harías y no lo volviste hacer. Después solo pintabas, mucho, a casi todas horas. Días pintando, a veces semanas. Solo pintura y pincel. Me gustaba verte pintar en el desván, con la atmósfera agobiante de disolución, con tu bata manchada de rojo y negro y blanco y verde y azul y todos los colores. Ya no me enseñarás a pintar. Jamás; y eso que ésta es la palabra más larga que conozco. Es una lástima, me hubiese gustado tanto... ahora no tengo tiempo, entre la oficina, una cosa y otra apenas respiro...

 ... mirando a través de la ventana. Fuera seguían las mismas calles; quise cambiarlas pero ellas se burlaron. Las luces por la noche cada vez alumbran menos. Algún día volveré y no encontraré el camino. Al final opté por quitar todos los carteles, los posters, las fotos, solo la pared blanca. Es mejor. La miras y ves lo que quieres, es como una pantalla y tú el espectador y el protagonista. A veces es triste porque piensas que el blanco se hará inmensamente grande y me hará desaparecer y crees que hasta sería una solución bastante razonable. Los elefantes están mu-riendo, uno tras otro, lloran porque se han olvidado de ellos. Yo no quiero verlos morir, los quiero ver volar, lejos, hasta perderse en el espacio, en el cielo azul. Solo sé que no me gustan los laberintos cibernéticos y me siento muy solo. Echo de menos todas las caricias, todas las sonrisas de fresa que servían por almohadas, todas las miradas que tuve y se perdieron en el olvido. Es desolador dormirse abrazando la antena parabólica.

poesía 152



Otra vez solo en mi habitación.
Vuelvo el recuerdo a las horas pasadas
De noches de veranos, de caminos
Perdidos. Vuelvo a todas las mañanas
Que he vivido antes y recuerdo
Su color. La misma música, cada
Momento de ayer. Vuelvo hacia atrás
La mirada y observo la marca
Dejada en el rostro. Vuelvo atrás,
Siempre atrás, al comienzo de la marcha,
Donde estábamos todos, y luego
Pienso en sus destinos, y luego nada.
Vuelvo, pero sigo otra vez en mi
Habitación, solo, sin nadie para
charlar. Vuelve el recuerdo al ayer,
pero yo sigo aquí, yendo hacia
delante. La misma música de piano,
la misma pared, la misma nostalgia.
Vuelven las promesas incumplidas,
Las horas que murieron en el alma,
Los sueños frustrados en vano y
Aquella infundada esperanza
Sin milagro. Todo vuelve hasta mí,
Pero yo no puedo volver hasta
Ellos más, porque pasó hace tiempo
Y no sé cuál fue la puerta acertada.
Estoy solo en mi habitación.
Observo y no hay nadie; no hay nada.

citas célebres (8)



Qué le voy a hacer, soy un esperanzado sin remedio.
Juan Gelman (1930-14/01/2014) Poeta, escritor y periodista argentino.

La catástrofe que tanto te preocupa, a menudo resulta ser menos horrible en la realidad, de lo que fue en tu imaginación.
Wayne W. Dyer (1940-?) Escritor estadounidense.

Para llegar a ser sabio, es preciso querer experimentar ciertas vivencias, es decir, meterse en sus fauces. Eso es, ciertamente, muy peligroso; más de un sabio ha sido devorado al hacerlo.
Friedrich Nietzsche (1844-1900) Filosofo alemán.

Se tiene la edad que se quiere tener, y también la edad del dinero que se tiene.
Jean Anouilh (1910-1987) Escritor y dramaturgo francés.

El tiempo existe para que no todo ocurra al mismo tiempo… y el espacio para que no todo te ocurra a ti.
Susan Sontag (1933-2004) Novelista y ensayista estadounidense.

domingo, 9 de marzo de 2014

poesía 276



Me quedé sin risa por hacerte reír.
El payaso solo ríe a solas.
Me quedé sin risa por hacerte reír,
porque sabía que la risa que callaba
era la brisa y el viento
que formaba tus olas.
Me quedé sin risa por hacerte reír,
por llenar de momentos tan alegres
los escondites más recónditos de una boca
tan deseada y tan lejana,
por rozar tu labio en la distancia,
por besar con palabras una piel que no se toca.
Cambié mi risa por la tuya
a cambio de un silencio
que aunque no mataba hería
a veces, y otras llenaba
todo el espacio el cuerpo de tu aroma.
Me formé la imagen del chico ingenuo
que no sabe lo que dice
por crear mi propio hueco en tu memoria,
para hacerte pensar en mi risa inexistente,
para cantarte al oído
el ritmo vacuo del sonido del que llora
sin lágrimas y ríe sin carcajadas,
del que siempre te mira a las pupilas
por ver su propia imagen reflejada.
Me quedé sin risa por hacerte reír,
por querer enamorarte.
Ahora estoy triste porque olvidé
como era su forma.
No te dije que mi risa
era un sepulcro que se obvió a si mismo
para no verte marchar,
sin pensar que después su existencia
fuera la única escapatoria
del que no le queda nada.
Y sé que algún día volveré a mi risa
como quien vuelve al recuerdo de su infancia.
Y sé que algún día volveré a mi risa
recordando el motivo de su olvido y su derrota;
anclado como estaba a tu alegría
de una forma tan devota,
retornando a mí mismo
desde aquel camino que tomé
con nueva voz aún más amada,
y será de nuevo en mi boca
donde el recuerdo de tu risa
cobre vida dando cuerpo al beso
que por no darse ahoga.
No es dura la piedra porque aguante el temporal.
Es dura porque nadie la destroza.

citas célebres (7)



Manejar el silencio es más difícil que manejar la palabra.
Georges Clemenceau (1841-1929) Político y periodista francés.

No hay condición tan baja que no tenga esperanzas, ni ninguna tan alta que no inspire temor.
Lin Yutang (1895-1976) Escritor y filólogo chino.

Ningún grupo puede actuar con eficacia si falta el concierto; ningún grupo puede actuar en concierto si falta la confianza; ningún grupo puede actuar con confianza si no se halla ligado por opiniones comunes, afectos comunes, intereses comunes.
Edmund Burke (1729-1797) Político y escritor irlandés.

Me divierten las gentes que quieren seguir unas reglas, porque en la vida no hay más que lo excepcional.
Jules Renard (1864-1910) Escritor y dramaturgo francés.

El que se pone de puntillas no puede sostenerse derecho.