domingo, 27 de diciembre de 2015

poesía nº 307

Dame tu mano.
Siéntela.
Ponla en tu pecho
y respira,
solo respira.
Soy yo.
Soy yo tu mano, tu pecho y tu aliento.
Dame tu otra mano.
Siéntela.
Ponla en tu cara,
suavemente,
y respira.
solo respira.
Soy yo.
Soy yo tu mano, tu cara y tu alimento.
Soy yo
el que te quiere,
te ama,
el que tienes en la cama
cuando abrazas mi cuerpo
y cuando abrazas a la almohada.
Soy yo la lluvia que moja
y el sol que abrasa.
Soy yo tú.
Tuyo.
No eres mi imagen
porque eres mi reflejo,
eres el agua del estanque
y el agua del mar,
eres la tormenta
y el rocío mañanero,
el lago, el río.
Eres el agua que bebo
porque yo sin ti solo tengo sed.
Dame tu mano.
Dame tu otra mano,
cierra los ojos y acaríciate.
Soy tu mano, tu otra mano, tu caricia y tu pensamiento.
Soy yo
porque tu eres,
no porque estás.
Y ahora soy
porque estoy
ahí,
contigo.
Acaso ¿No me oyes? ¿No te veo? ¿No te siento?
Donde yo esté tú estarás,
y donde tú estés yo estaré.
Nuestros destinos van unidos.
Durmamos esta noche juntos
como dormimos
desde el día
que nos conocimos,
corazón con corazón,
haciendo del amor su camino.

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