domingo, 9 de marzo de 2014

9,8 m/s (al cuadrado) (VIII/1)



...el mismo sueño. ¡Joder!. ¿Qué hora es? ¡Hostias!. ¡Mierda, me he quedado dormido!. Quizás todavía puedo llegar. Joder, ¿Cómo he podido ser tan idiota?. Vamos, sólo han sido un par de horas. Podría haber sido peor. Hay que ser optimista. Con pisar un poco más llegaré... Joder, siempre igual... ¿Hasta cuándo?. No es justo joder. ¿Hasta cuándo?.
          El tiempo no lo borra todo. Eso
          es mentira. Amor inacabado
          siempre es amor, aunque sea callado.

 Y menudo cabrón el que me lo dijo, no se me olvidará. ¿Cómo coño se me va a olvidar con estos malditos sueños? Ni el tiempo, ni la distancia, sólo los recuerdos. Recuerdos que seguro que no fueron, porque ya no me acuerdo de ellos, sólo lo que se inventa mi imaginación. y mira que me lo dijo Yolanda, que con todas esas sonrisas hasta parecía que uno podría dormirse en ellas, que me olvidase, que no se lo dije, pero me podría haber echado una mano, aunque claro, en León casi lo consigue, que no nos oíste, pero aquella noche follamos como locos. Eso no se me olvidará, que todavía no sé cómo pasó, pero de repente estábamos allí, juntos, revueltos, yo, o ella, no sé, que solo íbamos a decirnos "hasta mañana". Te lo juro, yo creo que son las mejores tetas que he palpado; ella, tan pura, tan casta, que no sé donde aprendería pero en la cama se lo hacía muy bien...

 ...en la caja de zapatos donde guardo las fotos. Todavía estaba encima de la mesa. El otro día la abrí y allí estábamos todos, tú y yo en la fiesta del Kubatazo, en París, en el pantano, con el coche recién estrenado, en la clase, con Ekaitz y Keyta y Yo-landa y los demás. Y con Patricia en los columpios, cuando toda-vía no levantábamos un palmo del suelo. Las de la comunión, en las que tengo cara de subnormal, que aquello de ser el protagonista pareció que me gustaba. Y mi hermano... Después pensé que hubiera sido mejor no haberla abierto... Hacía tiempo que ya no me acordaba de ello... con un ladrillo... He visto cosas absurdas, pero esa se lleva la palma. Hasta prometí que no volvería a un cementerio, aunque veo que es un sitio al que se vuelve siempre. Es como los retretes. El cura dijo que Dios se lo había llevado a su lado y que ahora estaba en el cielo, porque era muy bueno. Mecagüendios. Yo no quería a mi hermano en el cielo, lo quería aquí, conmigo, era muy joven, podía habérselo llevado más tarde. Ha sido la única vez que he visto llorar a mi padre. Y eso tampoco se lo perdono. Que se meta el cura a su Dios por el culo. Y ese Cabrón que me devuelva a mi hermano si es tan poderoso, que sólo tenía quince años, joder...


 No sé si te lo he dicho, pero un día de estos me voy a poner el pelo rojo, rojo. Lo llevo pensado desde hace tiempo y ya tengo ganas de ponérmelo de una vez. A ti te quedó bastante bien.

 ...la están dejando preciosa, y ahora, con eso de las elecciones, al ayuntamiento le ha dado por promulgar no sé qué leyes de higiene cívica, que me parece muy bien, porque hacer falta hace, pero han tenido más de tres años de alcaldía y les entran las prisas ahora, a dos meses de sus importantes comicios municipales, que digo yo que lo podían haber hecho antes...

 ...por los cobardes. A veces pasa. No lo digo yo, pero es cierto. Debe ser cuestión de la pared. Los problemas son como las hiedras, bucear no sirve de nada, porque el sol llega hasta muy abajo. Acaso tiene que ser diferente por fuerza y en ese caso lo menos oportuno es llevar la misma línea que ellos...

 "Es consustancial a los ineptos el percatarse exclusivamente de lo superfluo". Frase lapidaria de Tarserao, aquel famoso poeta. Yo creo que algo de razón ya tendría, si no, no se la hubiese dicho. Además, Tarserao era muy bueno, por eso se hizo famoso, su-pongo. Tú en cambio siempre preferías a Fuyok, decías que era más, no sé... más impulsivo, con más fuerza. A pesar de todo se parecería más a Fuyok. Mi psicópata vivirá con su padre, con su esposa y sus dos hijos, en una casa cutre, con una televisión vieja. Sus hijos serán camellos y su padre desdentado y viejo, con una pensión de 30000 pesetas. Esta vez será la buena, ya verás, tengo el presentimiento de que ésta me va a sacar de la oficina...

 ... lo vi. La verdad es que siempre estaba lleno de mierda y con un dedo de meada en el suelo, pero la necesidad apretaba. El Globas ya nos es lo mismo, ahora hay poca luz y gente con camisetas negras ajustadas. El caso que allí, detrás, dentro del ser-vicio, lo ponía. No me acuerdo si estaba con un bolígrafo rojo o quemado con un mechero, pero Boni siempre me lo leía, "el mundo está cerca, jódete" y se reía. Después me largaba su "filosofía del cagar y todo eso"; siempre, era increíble pero llegó a convencerme de que todo lo referente a la mierda era más importante de lo que parecía a simple vista y que si la gente no hablaba de ello era porque le recordaba su olor diferente, que solo era cuestión de olfato... ¿Cómo decía?... de olfato... de olfato "perspectivo". De todas formas nunca entendí la frase de la puerta.

sábado, 8 de marzo de 2014

poesía 319



Las cosas pasan.
Porque pasa el tiempo,
pasa la vida.
Contigo, en mi boca,
ha construido su alcoba la sonrisa.
Una y otra muerte,
en espiral,
siempre creciendo.
Tú, como el Ave Fenix.
Ave porque quieres volar.
Fenix porque renaces más hermosa.
Te cortan como rosa,
y como rosal, amaneces.
Las cosas pasan.
Pero tú, permaneces.
Por ti
mi rosal
ha pulido
mi nombre su apellido,
limando lo baldío
de mi figura de cristal.
Tú conoces la lección más importante.
Mejor enseñar a pescar
que dar pescado.
Hermoso es ser amado
pero mejor es enseñar a amar.
Tú eres mi caña de pescar.
Y porque tú eres mi caña de pescar
quiero contigo sentarme
en la ribera del río
para ver la vida pasar.

citas célebres (6)



Los problemas son oportunidades para demostrar lo que se sabe.
Duke Ellington (1899-1974) Compositor y músico de jazz estadounidense.

En el majestuoso conjunto de la creación, nada hay que me conmueva tan hondamente, que acaricie mi espíritu y dé vuelo desusado a mi fantasía como la luz apacible y desmayada de la luna.
Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870) Poeta español.

Tu desconfianza me inquieta y tu silencio me ofende.
Miguel de Unamuno (1864-1936) Filósofo y escritor español.

El verdadero combate empieza cuando uno debe luchar contra una parte de sí mismo. Pero uno sólo se convierte en un hombre cuando supera estos combates.
André Malraux (1901-1976) Novelista y político francés.

Una vez al año no hace daño.

9,8 m/s (al cuadrado) (VII)



Aquel fue un verano muy amarillo, lo recuerdo muy bien. Un sol amarillo, un cielo amarillo, un río amarillo... Aquello parecía oro. Era un amarillo dulce, de cierta melancolía. Pero al fin y al cabo amarillo, que era lo importante. Su esencia nos penetraba por los poros y nos relajaba, y  nos sonreía en sueños amarillos. Aquel también fue un verano rojo, muy rojo. Todo rojo, como el fuego, como la pasión. Los pájaros verdes con la hierba se confundían, los peces azules con el cielo, todo era color y vida. Pero el amarillo era el más fuerte, y él mismo lo sabía y así lo ejercía. ¡Qué buen recuerdo aquel! Todavía lo siento con cariño, su cariño, claro, el de ella. Era tan amarillo. ¡No! El suyo era rojo, muy rojo, rojo como el ideal de un comunista, como el fuego de sus ojos azules... parecían el mar, y quizás lo fuesen, pues mi mirada siempre estaba buceando en ellos. Había montes verdes que luchaban con el amarillo, que se escondían en las sombras de sus árboles. Con los ojos cerrados al sol y el rojo que sentía era el rojo del fuego de aquellos ojos azules. Íbamos casi desnudos y si alguna vez llovía, la lluvia amarilla se extasiaba en nuestros besos. ¡Amor...! Gritaba yo con el pelo mojado, ¡Bésame en los labios! El agua resbalaba por nosotros y nosotros solo sentíamos nuestros besos. Eran besos de amor, aquellos besos, que solo sabían gritar ¡Más! y abrazar nuestros labios y nuestros sueños y nuestra vida y nuestro futuro y nuestro todo eterno, ese que se nos muere pronto. Hierbabuena en aquellos gritos. El hayedo, más hermoso que nunca, escondía muestro amor. Ella siempre susurraba te quiero, te quiero, te quiero... y sus palabras, siempre eran para mí, porque ella sabía de mi amor, que la amaba, que la ama, que la amará. Su cielo sonreía y sus ojos brillaban para mí. Solo te quiero a ti... a ti... a ti... decían por la noche, por el día, siempre. El rojo nos abrazaba, nos tenía hechos prisioneros; aquel rojo pasional que encendía nuestro deseo, aquel deseo bueno, porque era puro, porque procedía de nuestro corazón. Cuando llovía todo era amarillo y rojo y azul y verde. Todo amarillo, rojo, azul, verde. Yo quería que aquello durase toda una vida, dos, todas las vidas. Pero aquella, como todo lo que quiero, era imposible. Patricia no me duraría toda la vida, lo sabía muy bien. Siempre pensaba que la culpa la tendría yo. Un pájaro viene a posarse en mi hombro. yo le acaricio. El se sume en mi caricia. Yo lo alimento. El come de me mano. Yo le duermo. El sueña. Yo estornudo. El se despierta, me mira asustado, remonta el vuelo y desaparece en el horizonte. Yo corro detrás de él. Corro mucho, pero el ya no está, no vuelve y no volverá. Yo lloro... ¿Por qué tendré catarro?. El amarillo ya no es amarillo ni el rojo rojo. El verde y el azul se han ido corriendo. Me han dejado solo. Yo no soy pintor, no se hacer colores. Mi vida se queda sin querer descolorida. La lluvia es gris. Los besos ya no son, y yo quiero algo, y no sé el qué. Aquel cielo azul que me miraba se nubló y tapó su color. Ni con brocha ni con imaginación podré pintar colores bonitos. Pero yo quiero volver a tener mi amarillo y mi rojo y mi azul y mi verde. Aquel fue un verano muy hermoso. ¡Cómo lo echo de menos!. Sus labios que contaban mil historias en mis labios prometían futuro, me prometían a mi Dios querido, la felicidad. ¿Dónde estáis? Os llevasteis a mi Dios, a mi amarillo y a mi rojo. Ahora soy como una película en blanco y negro, pero sin la música ni la luz. Los peces azules abundaban en el río. Por las noches los árboles alargaban su sombra. Por el anochecer los colores peleaban por saber cuál era el más fuerte. Sexo y amor eran lo mismo, libertad. Ahora ni sexo, ni amor, ni libertad; aquellos colores se los llevaron lejos. La hierba era suave y la brisa tibia. El viento siempre decía lo mismo: amor, amor, amor... y con él me iba y con ella me encontraba, con sus labios, sus eternos labios. Patricia, te quiero, decía el viento. ¡Cómo susurraba su nombre! Era el pan del viento, sin él parecía no ser viento, parecía no ser nada. Yo tenía un sombrero verde con plumas verdes. Yo tenía un verso verde y una esperanza todavía verde. Mis ojos, mi mente, mi conciencia, se ahogaba en aquel verde, siempre acababa emborrachado de él. Ese verde sonaba bien, muy bien, sonaba a libertad blanca. Sonaba igual que el hambre saciada. El pájaro aparece en el horizonte y se acerca a mí, va a posarse otra vez en mi hombro y yo me alegro. Pero el pájaro, cuando iba a posarse, se desintegra delante de mí. Miro a mi alrededor y veo que todo es desierto. Desierto amarillo. Todo amarillo. Pero un amarillo amenazante. Me asusta y me quiero esconder, pero es grande, grandísimo, infinito, y grita alto, fuerte, y me hace llorar. Mis lágrimas caen al amarillo. Las intento retener pero se escurren y el amarillo se las traga y entonces grita furioso, pero exultante ¡Más, quiero tu sangre!, ¡Quiero tu sangre roja, tu sangre de pasión!, ¡Quiero tu verde!, ¡Quiero tu azul!, ¡Quiero tu blanco!... y yo solo lloro, solo lloro y me aferro a mi verde, pero el amarillo me lo quita, y se lleva mi esperanza, y yo solo lloro, solo lloro y me aferro a mi rojo, pero el amarillo me lo quita, y se lleva mi pasión, mi sangre, y yo solo lloro, solo lloro y me aferro a mi blanco, pero el amarillo me lo quita, y se lleva mi preciosa libertad, y yo solo lloro. Ahora soy su esclavo, me posee y me domina. Pero aún guardo algo oculto, lo escondo, es mi azul, mi azul precioso y preciado, el azul donde buceaba, donde dormía, donde soñaba, donde era feliz. Pero el amarillo lo ve y grita furioso y exultante, ¡Más, tengo tu sangre y tu esperanza, pero quiero más!, ¡Quiero tu azul, quiero tu todo, tu precioso y preciado recuerdo!. Y yo lloro y me aferro él, no quiero, no puedo perder mi azul. Todo es amarillo. Un amarillo que me rodea, que me empequeñece. Solo el azul existe aparte de él, pequeño, débil, misericordioso, que implora por su existencia, por la mía. Pero el amarillo es el malo y yo el bueno y esto no es una película y no puedo ganar. y al fin me desmayo y el amarillo se apodera de mi azul y veo marcharse a mi amado color, aquel que yo siempre amé, incluso sin darme cuenta. Y ahora veo que ya no me queda nada, porque el amarillo me ha quitado mi todo y no me queda absolutamente nada. El amarillo se ríe. Su risa suena a risa negra, a risa sin risa, a crueldad. Ahora todo me da igual. y al fin el amarillo grita un grito infernal y mis oídos estallan y mis ojos explotan. Pero el grito sigue y revientan mis manos, mis piernas, mi cara. El dolor me complace, porque aunque insoportable se que al fin es un fin sin fin. Todo mi cuerpo se desgarra. Mi corazón explota y mi cuerpo desaparece. Sin embargo, mi conciencia sigue en el amarillo, aterrada, pero sin voluntad. Le da igual. El dolor me mata pero no me mata, porque ya estoy muerto. Por un momento siento la misericordia del amarillo, pero es un momento fugaz y pasa rápido. Me congelo. Me congelo. Pienso que debe ser el corazón del amarillo. Pero antes de desaparecer mi conciencia en la nada, siento el recuerdo que vuelve una vez más del azul. Era la último reducto que quedaba en mi ser. Pienso ¡Te quiero! Y desaparezco al fin.