sábado, 11 de junio de 2016

poesía nº 255

A veces yo también sueño.
Me has dicho que es imposible estar
cuatro horas conmigo sin desear
comerme a besos.
¿Me has dado lo mejor de ti?
¿Te he dado lo mejor que llevo dentro?
Mensaje codificado por palabras,
sé que mi cuerpo
habla diferente que mi boca.
Mientras, mi mente, piensa
que mi corazón se equivoca en lo que siente.
¿Quieres tocarme? Seguro que sí, como todos.
Mi talle es mi ventaja y mi verdugo.
A veces me río de mí misma.
Casi siempre de las cosas.
Y si te dicen que soy una chica fácil
no lo creas, que es mentira;
mi tabú es la timidez
y la sorpresa mi anhelo constante,
busco la pureza en la belleza del detalle
aunque no sepa el idioma
de todos los lenguajes que escondo
en mi guerrera, aunque nadie los entienda
y acabe marchando sola.
Algún día alguien me dirá que todo lo perdí
intentando pintar el retrato del amor con la niebla
de mis sueños.
Algún día tal vez reconozca al fin su cara.
Y si mientras tanto me enamoro
o dejo de hacerlo, solo pondré
a mi almohada por testigo
antes que llorar delante de sus ojos,
no quiero que las lágrimas
descorran el maquillaje de mi orgullo.
¿Querías una historia?
Ya te la he contado.
¿Quieres otra?
Intentaré buscar entre el pasado y el futuro
a ver si encuentro una para llenar tu copa.
Me has dicho que es imposible estar
cuatro horas conmigo sin desear
comerme a besos.
Ahora sé que me has dado lo mejor de ti.
¿Te daré lo mejor que llevo dentro?

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