¿Qué tengo que hacer para ser un chico? Fui
un niño y ahora a pesar de mi rabia sigo siendo una rata enjaulada. O al menos
eso decían los Smashing. Como cuando escuchamos su canción aquella vez al
acabar la película, aquella donde el vacío estaba en la cabeza de la
protagonista y la mierda a su alrededor. Creo que lloraste. También lloraste la
última vez que te vi. Yo casi. A veces llorabas, es cierto, y cuando lo hacías
me sentía inútil y sobre todo extraño para mí mismo. Te agarraba de la mano y
te la acariciaba. Suavemente. Como a una niña. Inocente. Quizás en esos
momentos siempre eras una niña. Por lo menos para mí. Yo so-lo te miraba. Las
palabras llegaron a volverse innecesarias. La última vez fue solo la mirada. Ni
un beso. Nunca hubo besos de despedida. Ya no los habrá...
La vida en una paleta
tu sueño en el color.
Soñaste que volabas
y alguien las alas te cortó.
¿Acaso no te dabas cuenta?
La locura te venció.
Pinceladas torturadas,
ahora te quieren, después de muerto.
Fue
por Van gogh. ¿Te acuerdas? En el museo de Orsay. Estabas mirando su
autorretrato y sonreíste. No lo solías hacer mucho, pero creo que en ese
momento eras feliz. Dijiste que se te había ocurrido de repente. La verdad es
que hasta entonces nunca te había oído decir una poesía o algo parecido. Tal
vez fuese aquel el momento en que empecé a pensar que escribir sería divertido.
Al final acaba siendo una necesidad. Como la pintura, supongo.
Días
de cuadros y monumentos y noches de porros y alcohol. Nuestro segundo viaje.
¡Qué marrón a la mañana siguiente! El caso que no queríamos dejar de ver nada,
ni perder un solo minuto. Aquellos diez días fueron de los mejores de mi vida,
te lo juro... al final acabaste haciéndolos como churros. Lo que nunca recordaré
cual era la marca de aquella cerveza. No la he vuelto a probar en ningún lado.
¿Dauzban? ¿Kretmon? No me acuerdo, pero era la hostia...
Una
vez oí decir a alguien que en la vida de un hombre debía haber dos mujeres
solamente, la madre de uno y la madre de sus hijos. Creo que me lo dijo un
cura. Soy de la opinión contraria, tú no eras ni mi madre ni la madre de mis
hijos. Además, para reprimirme no necesito a nadie, ya lo hago yo mismo.
...a
veces decías que la vida era maravillosa. Lo decías pocas veces, es cierto,
pero lo decías. Ahora lo siento, quizás no supe comprenderte...
...en
aquel viaje al pantano con el coche parecía que podíamos comernos el mundo; lo
recuerdo muy bien. El pantano sigue igual que aquel día, solo que este año anda
un poco más vacío...
...de
entonces. Tengo que decirte que los baretos aquellos siguen estando tan de puta
madre como antes. Algunos la han jodido con la música, no lo puedo negar, pero
la mayoría siguen siendo ellos mismos. Como aquel, donde siempre íbamos a tomar
eso que solo daban allí, que por lo visto era la especialidad de la casa; era
en él donde nos veíamos cada noche de carnaval, cada vez con un disfraz
distinto, intentando engañarnos el uno al otro detrás de las pelucas, las gafas
y las capas. Ya casi no piso aquello. Me dijeron que habían cambiado de dueños.
No lo sé. Solo sé que un día fui y pensé que me había equivocado de bar, pero
la calle seguía siendo la misma y la puerta sequía estando en el mismo lugar.
Dentro ya no había mesas ni aquella música, solo poca luz y gente con camisetas
ajustadas bebiendo botellines de agua. Al poco tiempo abrieron otro igual,
hasta con el mismo nombre y el BIS de coletilla. Era muy rentable.
Te
juro que no lo creí cuando me lo dijiste. Me los habías dicho tantas veces que
nunca pensé que no fueses capaz de hacerlo; lo recuerdo muy bien. Fue en el
bar. Te toco un cuatro, me comiste, contaste veinte, metiste la ficha, contaste
diez con la otra, la metiste y ganaste. Te acabaste tu café, sonreíste y me dijiste
que te ibas. ¿Tan pronto? pregunté, todavía podemos echar otra. Te reíste. A
París. ¿A París? Sí, a París. ¿Estás segura?. Sí. ¿No es muy pronto? No. ¿No
somos demasiados jóvenes? No. Nunca pensé que sería capaz de darte tantas
razones para que te quedases. No sé si era prudencia o egoísmo. Tal vez fuese
miedo. No me lo creí. A los dos meses me lo tuve que creer a la fuerza. Lo más
gracioso de todo es que tú me distes tantas razones para que me fuese contigo
como yo te había dado para que te quedases. Recuerdo que te dije que iría un
poco más tarde, pe-ro entonces acababa de pillar el curro y necesitaba el
dinero, el puto dinero. Ahora comprendo que la rutina te mata el alma, nos
vuelve idiotas. El un "un poco más tarde" se fue quedando en un
deseo. Cúantas veces me dije que ya era hora y a la mañana siguiente "un
poco más tarde". Joder, ya no habrá "un poco más tarde"...
La
luna se deja entrever allá arriba. Las nubes nerviosas es-capan hacia ninguna
parte. El coche sigue sobre el asfalto mojado. Busca el paquete, coge un
cigarrillo y lo enciende con el mechero.
...como todo imbécil caí en el vicio. Yo lo
controlo, yo lo controlo. Un día te levantas diciéndote que lo vas a dejar e intentas
convencerte a ti mismo mientras vas al estanco. Al final las buenas intenciones
se diluyen como el humo del cigarro que te enciendes. Y si no que te lo digan a
ti.
Nunca
había estado en la inauguración de una exposición. Estabas como un flan, hecha
un manojo de nervios. Resultaba hasta gracioso verte correr de un lado para
otro poniendo buenas caras a los invitados, explicando los cuadros. Tenías
miedo a las crí-ticas; tú, que siempre te había dado igual lo que dijeran de ti.
Decían que eras muy joven y que tenías mucho futuro; en cambio para ti pasados
los veinte nadie era demasiado joven y solo es-taba el presente.
...Keyta... era tu amiga... Keyta... el otro
día la vi. Estaba gorda, más de lo normal. Me dijo que esperaba su segundo hijo
y le felicité... los sueños rotos son los que guardan mejor recuerdo. Siempre
se recuerdan inmaculados; no tienen tiempo para per-der el maquillaje por si
solos y ver lo que esconden debajo, por eso son los mejor recordados. Son como
los que morís jóvenes, siempre se os recuerda rebeldes. Ella fue la primera de
la lista. Luego todo degeneró. Sin embargo siempre queda algo... alguien lo
dijo...
El tiempo no lo borra todo. Eso
es mentira. Amor inacabado
siempre es amor, aunque sea callado.
Cómo
la quise, con locura, y sobre todo con ceguera. Me costó mucho abrir los ojos y
ver la realidad. Keyta me falló, mil veces por lo menos, y al final consiguió
lo que debí haber logrado por mí mismo, dejarla. La tenía en un pedestal, pero
cuando te dicen que el becerro de oro es solo un becerro de oro y no Dios,
entonces te duele. Sin embargo todavía tiene algo de su esencia oculta. El otro
día, cuando la vi, hablamos un rato, ¿Qué tal? y todo eso. Me acuerdo que
cuando nos despedimos la miré, despacio, fijamente. Ella se calló y me miró
igual, como si algo de mucho peso le hubiese caído de repente encima. Sabía que
a veces una mirada no puede mentir, por más que se quiera...
...
pequeño solía hacer un círculo con las manos. Ponía el ojo cerca de él y miraba
al cielo, de tal forma que solo veía el cielo azul, nada más, porque solo lo
hacía los días en los que el cielo estaba completamente despejado. Luego fui
creciendo y lo seguí haciendo, y todavía lo hago a veces. La primera vez que me
lo viste hacer te hizo mucha gracia. De eso me di cuenta. Te quedaste mirándome
y casi te echas a reír. Luego te dije por qué lo hacía y no te reíste... los
ojos de Patricia... eran parte de ese cielo...
En la
oficina todo sigue igual. Paula no me hace ningún caso, debo de ser invisible y
no me he dado cuenta. El otro día le invité a un café y me dijo que no tenía
tiempo, que tenía mucho trabajo. Paula siempre está mirando su ordenador.
Números. Más números. Solo números. Impuestos e I.R.P.F. De nueve a dos, de
cuatro a siete. La misma mesa, la misma mierda de caras. Estoy hasta los
huevos. El otro día me dijo Teresa que yo era Gilbert Grape y me preguntó a
quién amaba. Yo no le entendí lo que quería decirme. No sé quien es Gilbert
Grape. Paula está muy buena, tiene un buen polvo, el mejor de la oficina. Realmente
es el único decente. Sus tetas y su culo. Trabaja como una máquina, es la mejor
de todos, llegará alto en la empresa. De todos modos, yo creo que solo jode con
su maldito ordenador.